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Del Valle
MJ del Valle
[Tiflis · Oct 2012]
Georgia   reportaje 

El azul barre las rosas


Protestas en TiflisLa victoria de la coalición opositora Sueño Georgiano ha causado euforia en Tiflis y ha acabado con el poder del aún presidente Mikhail Saakashvili, el líder de la Revolución de las Rosas en 2003, cuya imagen se ha ido desgastando en los últimos años.

Tiflis se volvió azul. El azul de las banderas e insignias de la coalición opositora Sueño Georgiano que miles de personas enarbolaban días atrás para celebrar la victoria de su partido.

Se trataba de las séptimas elecciones parlamentarias desde que Georgia se independizara de la Unión Soviética en 1991. Y su resultado ha puesto fin a nueve años de gobierno del partido del presidente Mikhail Saakashvili. “Todo el mundo está feliz hoy porque estamos ante el comienzo de una nueva Georgia” exclamaba a voz en grito una de las asistentes al multitudinario festejo que siguió al anuncio de los resultados de las encuestas a pie de urna.

La capital era una fiesta. Hasta bien entrada la noche miles de personas convirtieron la ciudad en un explosivo estallido de euforia. El partido Movimiento Nacional Unido del Saakashvili obtuvo el apoyo del 40,4% de los votos mientras que su rival se alzó con el 54,8%. Sólo había dos opciones reales ante las urnas: el partido del presidente que en 2003 ilusionó al país, y Sueño Georgiano, una difusa coalición de seis partidos, que se propone hacerlo ahora.

Los programas de los dos principales candidatos eran muy parecidos en sus puntos principales: creación de empleo, atención médica asequible y más inversión en el sector agrícola. La principal diferencia radica en la intención de Sueño Georgiano de mejorar las relaciones con Rusia. Pero más que este detalle pesa el factor Ivanishvili.

Bidzina Ivanishvili será, a todas luces, el próximo primer ministro de Georgia. Pocos sabían algo de este hombre de negocios hasta que hace un año entrara inesperadamente en el mundo de la política. Al señalar su castillo de acero y cristal en una de las colinas que rodean Tiflis, muchos georgianos hablaban de un misterioso millonario filántropo. Pero poco más.

TiflisLa suya es la típica historia del millonario hecho a si mismo. Nació hace 56 años en el seno de una familia humilde en un pueblo del norte de Georgia. A los 26 años se fue a Moscú a estudiar un doctorado en economía. Allí conoció a Vitaly Malkin, un empresario con el que empezó a importar ordenadores a la Unión Soviética. Ese fue el principio de la fortuna que Ivanishvili amasaría, cifrada en 6.400 millones de dólares por la revista Forbes.

Muchos aludían estos días a su labor filantrópica como un motivo para votar a su coalición. Ivanishvili ha empleado parte de su fortuna en labores de reconstrucción y desarrollo, así como en el mecenazgo de numerosos artistas georgianos. “Durante muchos años Ivanishvili ha ayudado a Georgia de muchas formas sin buscar ningún tipo de reconocimiento” afirma Tatia Tcholokava, directora comercial en Tiflis.

A ojos de muchos georgianos, Ivanishvili pasó de estar rodeado por cierto halo de misterio a convertirse en un posible mesías. Eso si, de ser un mesías sería un mesías fugaz: el candidato ha repetido en varias ocasiones que tiene intención de quedarse en el poder un par de años porque no se siente cómodo en el mundo de la política.

Ahora son muchos los retos que tendrá que afrontar el nuevo dirigente del país. Uno es cómo se las apañará para aunar en el Parlamento los esfuerzos de una coalición de partidos radicalmente diferentes entre si. Otro es como gobernar con Saakashvili en la presidencia —le queda aún un año de legislatura— especialmente teniendo en cuenta todos los insultos que ambos han intercambiado durante la campaña.Y finalmente está la cuestión de como hará Ivanishvili para conciliar una eventual mejora de las relaciones con Rusia, rotas desde la guerra de 2008 por el control de Osetia del Sur, con su intención de que Georgia entre a formar parte de la OTAN.

Las primeras medidas no se han hecho esperar. Este fin de semana, Ivanishvili se reunió con un grupo de empresarios.En el encuentro, el multimillonario anunció la creación de un servicio “anti-monopolio” muy estricto con el fin de erradicar ciertas prácticas a la hora de fijar precios.“Ustedes saben que hay muchos precios en el mercado que no son realistas” dijo Ivanishvili a su audiencia.

Tiflis luce moderna, pero los precios de la electricidad y el gas son inasequibles para muchos georgianos El martes, Ivanishvili anunció su lista de candidatos para los principales puestos ministeriales. Algunos de ellos ya habían ocupado esos cargos en la etapa previa a la Revolución de las Rosas hace nueve años. Entonces, Saakashvili había barrido la vieja guardia y había traído a colaboradores jóvenes. La ministra de economía Vera Kobalia, por ejemplo, tenía 28 años cuando fue nombrada para el cargo. Buena parte de los cargos ministeriales no sobrepasan los 40 años.

El cambio ilusionó, aunque el afán por dejar atrás cualquier rastro de la era soviética llevó a muchos a sentirse alienados en el nuevo sistema. Pero si Georgia era en 2003 un país asolado por el crimen, la corrupción y los continuos cortes en el suministro de electricidad y gas, hoy las principales ciudades lucen exuberantes y bien iluminadas. Los edificios de vanguardia y la luz son símbolos de la nueva Georgia.

Sin embargo hay cuentas pendientes: los precios de la electricidad y el gas son inasequibles para muchos. En las violentas protestas que tuvieron lugar en Tiflis en mayo de 2011, una anciana gritaba blandiendo su factura de la electricidad: “iMira, mira cuánta luz hay en esta ciudad! Y mi casa está a oscuras porque no puedo pagar las facturas”.

Pocos niegan los avances que ha experimentado el país desde aquel levantamiento pacífico que desembocó en la dimisión del entonces presidente Eduard Shevardnadze. “Las cosas han cambiado mucho desde la Revolución de las Rosas.Antes, salir después de media noche era muy peligroso. Ahora la gente puede pasear a cualquier hora sintiéndose segura. Y hay menos corrupción. En la Universidad, por ejemplo, antes podías comprar un título universitario, ahora tienes que ganártelo” cuenta Verónica Geladze, una profesora de Tiflis.

“Ahora tenemos más seguridad. Pero la situación económica es peor. Mikhail SaakashviliNo hay trabajo.La gente se va. Erigen muchos edificios pero sólo para los turistas. Y las carreteras que construyen son de muy mala calidad.” dice una vendedora de calcetines en la estación de autobuses de Gori.“Es verdad, antes no teníamos electricidad pero al menos la comida era barata” comentan algunos transeúntes.

Los avances no han alcanzado a todos por igual. Según el Barómetro del Cáucaso de 2010, una importante encuesta llevada a cabo a nivel nacional, el 25% de personas consultadas no podían costearse la comida. De acuerdo con el Banco Mundial, una de las causas de los altos niveles de pobreza es que el rápido crecimiento económico experimentado después de 2003 “tuvo lugar ante un telón de fondo de reducción del empleo” debido a las privatizaciones y a las reformas en los servicios públicos.

Además, de acuerdo con un informe de Carnegie Endowment de 2011, una mala gestión de la tierra cultivable ha conllevado un aumento en el porcentaje de alimentos importados. Se estima que un 80% de la comida que se consume en el país procede de otros países.En tiempos de la Unión Soviética, Georgia había sido exportadora de alimentos a todo el territorio de la URSS.

En un artículo publicado por la web globalpost.com, Koba Turmanidze, director del Consejo de Recursos de Investigación del Cáucaso en Georgia, afirmaba que en los estudios de opinión llevados a cabo por esa institución “el grupo de personas mayores de 50 años se perfila persistentemente como más pobre y menos empleada” que el resto.

Por otra parte, de acuerdo con el experto Thomas de Waal, la brecha entre el campo y la ciudad se ha ampliado desde la Revolución de las Rosas. Muchas personas en las regiones rurales se quejan de que en los últimos veinte años nada ha cambiado en sus pueblos y aldeas. Además, el desarrollo que las principales ciudades del país han experimentado no ha ido paralelo a una maduración de los procesos democráticos. Según de Waal “es indudable que Georgia se ha modernizado en los años de Saakashvili, pero eso no implica que se haya democratizado. El gobierno es más fuerte pero no es ni más abierto ni más tolerante”.

Así se lo confirman varias personas que aseguran haber recibido amenazas encaminadas a disuadirles de que votaran por la oposición. Algunos creen que de hecho esas amenazas pudieran haber contribuido a que muchos votantes reaccionaran afirmando en las encuestas que votarían por el partido de Saakashvili mientras que a la hora de la verdad escogían la coalición de Ivanishvili.

A esto se unía el reciente escándalo de los prisiones: varios vídeos filtrados a la prensa mostraban los terribles abusos a los que son sometidos de forma rutinaria los presos. Y en un país en el que es muy fácil dar con los huesos en la cárcel incluso por delitos menores, la revelación causó enormes protestas populares. La dimisión de varios ministros y altos cargos no pudo poner freno a la indignación. Todo señala que a las rosas de 2003, en opinión de muchos, les habían salido ya demasiadas espinas.

Leer más:
La revolución de las escobas. Reportaje de Del Valle [2012]