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cartel de la revista 'mundo amazigh'¿Cómo se pronuncia la frase "Al Jazeera filmó el asalto a Fallujah"?

Este ejemplo muestra que transcribir las palabras árabes —o las hebreas, griegas, rusas, persas, etíopes... todas las procedentes de idiomas que utilicen un alfabeto distinto a latino— supone un reto casi insuperable para el periodista español: no existe un acuerdo común y, aparentemente, ni siquiera un estilo definido en cada periódico.

Dado que no se puede conservar la grafía original hay dos vías: se puede optar por reproducir con las letras latinas el valor fonético de la palabra (como hace el castellano con la palabra fútbol)... o bien se utiliza la transcripción habitual o incluso oficial en el país de origen, a menudo influida por una lengua europea colonial como el francés o el inglés. La primera solución tiene la desventaja de establecer una ortografía diferente a la comúnmente usada en el país y dificultar, por ejemplo, la búsqueda de ese término en internet, la segunda conlleva el peligro de popularizar una pronunciación manifiestamente errónea (como en el caso de pijama, aunque la palabra jazz muestra que no siempre ocurre).

El problema se agrava porque ambas opciones se suelen utilizar de forma paralela: algunos términos más conocidos ya tienen una grafía española establecida, otros —por ejemplo los topónimos— se copian tal cual de la prensa anglosajona o los documentos oficiales... con el efecto de que el lector nunca sabe a qué fonema corresponden letras como la j o la y. Estamos trabajando en una propuesta unificada para la transcripción de términos y topónimos. En breve ésta será publicada aquí.

Nombres

MediterráneoSur tiene una regla sencilla para la transcripción de los nombres propios: si el idioma original se escribe en caracteres latinos, se mantiene tal cual; en ningún caso se adapta a la fonética del castellano. El presidente de Turquía se llama Abdullah Gül, no Abdulá (aunque se pronuncia igual que el nombre árabe Abdulá).

Cuando la versión original del nombre utiliza una grafía distinta de la latina, se utiliza la transcripción más usada en el país de origen, si existe una forma estandarizada. En el Magreb, el francés es en la práctica cooficial y existe una importante prensa francófona, de manera que suele haber consenso sobre la ortografía de nombres marroquíes (aunque no siempre). Adoptamos esta grafía. Así, el ex primer ministro marroquí es Driss Jettou, no Yetú. Aunque esta versión puede inducir a un error de pronunciación, facilita enormemente encontrar referencias a este político en la prensa marroquí francófona... o en la inglesa, francesa o alemana, que casi en bloque adopta esta ortografía.

Lo mismo vale para el hebreo: en Israel existe una prensa anglófona y un amplio consenso sobre cómo transcribir los nombres propios (aunque este consenso no sigue las normas fonéticas inglesas). Siguiendo este consenso escribimos Menachem Begin, pese a que frecuentemente se encuentra la versión españolizada Menajem Beguin. También en Grecia se suele utilizar una transcripción estandarizada al alfabeto latino.

Sólo cuando no existe una prensa local en un idioma con grafía latina, o si ésta utiliza varias variantes de un nombre —o ninguna, por tratarse de una persona desconocida— se elige la que más se acerque a la fonética española o se crea una transcripción siguiendo las reglas expuestas abajo.

Artículo

En los nombres y apellidos árabes se omite siempre el artículo al- o el-, entre otros motivos porque es imposible encontrar una forma estandarizada: así, el apellido de Anwar Sadat se escribe tan pronto al-Sadat, el-Sadat, El-Sadat o Al-Sadat como —fonéticamente más correcto— as-Sadat o es-Sadat. De ahí que optamos por utilizar siempre el apellido sin artículo, tal y como es habitual en el caso de los personajes más conocidos (Nasser, Hassan II, Jalal Talabani...).

De esta norma se exceptúan las personas que optan por mantener el artículo como parte integrante del apellido y presentarse siempre así en los medios españoles, anglófonos o francófonos (como Mustafa El M'rabet o Liamine Zeroual, que en árabe formal se escribiría Al-Yamín Zeroual)

Los nombres de empresas, organizaciones y entidades similares siguen las mismas reglas.

Lugares

Más difícil es la transcripción de topónimos. Las ciudades más importantes suelen tener formas aceptadas en castellano, que a menudo no coinciden con la grafía original ni con la transcripción hoy oficial. En este caso se utiliza la forma española: Estambul (en lugar de Istanbul), Nápoles (por Napoli), Salónica (por Thessaloniki), Belén (por Bethlehem). Cuando no la tienen, se utiliza la grafía original, si es en caracteres latinos. Si no lo es, pero existe una transcripción local estandarizada con amplio consenso, como es el caso de Marruecos y Argelia, la podemos utilizar: escribiríamos Ouarzazate en lugar de Uarzazat, Tizi Ouzou y no Tizi Uzu. Si no hay una forma única, es preferible crear una transcripción española: Suleimanía en lugar de Sulaimaniya, Hudeida en lugar de Al Hudaydah.

Como conclusión, la forma correcta de escribir la frase arriba sería: Al Jazeera filmó el asalto a Faluya. Por supuesto se debe pronunciar Al Yazira, pero sin modificar el nombre utilizado por la empresa en sus emisiones y su dirección de internet. Por otra parte, ante la proliferación de las versiones Al-Fallujah, Al Falluja, Al Faluja, Fallujah y Falloujah, es preferible utilizar una forma más simple y adaptada a la fonética del castellano.

El artículo árabe Al- se puede omitir casi siempre, dado que gran parte de los nombres y topónimos árabes se escribe con este artículo, pero a menudo no se pronuncia como tal sino se asimila al primer consonante. Además, la mayor parte de las formas tradicionales en castellano omiten esta sílaba desde siempre (exceptuando El Cairo y La Meca): escribimos Kuweit, Basora, Latakía, Medina, Mosul... aunque en una transcripción estricta del árabe formal llevarían artículo.

Nota de transcripción para el Glosario de Términos:

El apóstrofe ' señala la letra árabe o hebrea ain, la gh la ghain árabe (cercana a la r francesa), la ch o sh la shin árabe o hebrea (ch en francés o en pronunciación andaluza). La y casi siempre transcribe la yim árabe (j en francés, dj en inglés, cercana a ll en pronunciación argentina) y la j conserva su valor fonético castellano (kh en inglés y francés). Cuando se escribe h, ésta debe ser aspirada suavemente (como la j andaluza). Las versiones enfáticas de las consonantes d, t, h, s no se señalan. La dh transcribe la dhal árabe, aunque en las palabas de origen magrebí, donde esta letra se pronuncia d, no se emplea. La k velar árabe se transcribe con q.

Una propuesta de transcripción más amplia está en fase de elaboración.