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Ediciones Oriente y Mediterraneo

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TopperIriarte
Ilya U. Topper /Daniel Iriarte
[Estambul · Abr 2012]
SAHEL   reportaje 

Entre tuareg y yihadistas


Tuareg del MNLALa nueva rebelión tuareg en el norte de Mali, que ha desembocado por primera vez en una declaración de independencia, arrastra un lastre: la presencia de oscuros grupos islamistas conectados con los servicios secretos argelinos.

Tienen una fama de guerreros irredentos, ganada a pulso durante un siglo de luchas. Ahora han cambiado el camello por rancheras de marca japonesa, la espada ancha por kalashnikov. Pero siguen llevando los mismos turbantes negros y siguen siendo rebeldes: los tuareg, habitantes del corazón del Sáhara, nunca se han integrado demasiado en ninguno de los cuatro países que los mapas coloniales trazaron sobre su territorio. Ahora, por primera vez, han declarado un Estado propio.

“Dada la completa liberación del territorio de Azawad, proclamamos irrevocablemente el Estado independiente de Azawad a partir de hoy, viernes 6 de abril de 2012”, reza el comunicado difundido la semana pasada en internet por parte del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), las siglas bajo las que se agrupa desde otoño una guerrilla compuesta por los tuareg del norte de Mali.

Las razones: “La acumulación de más de cincuenta años de mal gobierno, de corrupción y de connivencia militar, política y financiera, poniendo en peligro la existencia del pueblo de Azawad y amenazando la estabilidad de esta sub-región y la paz internacional”. Con estas palabras, el líder del MNLA, Bilal Ag Acherif, proclama la independencia de la mitad norteña de Mali, una región que históricamente se ha conocido con el nombre de Azawad y que incluye los distritos de Gao, Kidal y Tombuctú, así como parte del de Mopti.

¿Un nuevo Estado en África, netamente más grande que la Península Ibérica, aunque con sólo 1,5 millones de habitantes?De momento, el futuro de Azawad es dudoso. Azawad MapaNingún país ha reconocido la nueva entidad y la Unión Áfricana la ha rechazado de plano. Todas las potencias que cuentan en la zona parecen estar en contra. Finalmente, el MNLA tiene a su peor enemigo en casa: los islamistas del movimiento Ansar Dine.

Los tuareg tienen pocos amigos; tendrán que negociar”, cree Jeremy Keehan, un antropólogo británico de Bristol que ha pasado muchos años en el Sahel y está a punto de publicar su segundo libro sobre las oscuras relaciones entre servicios secretos extranjeros, tensiones étnicas y mercenarios del terror en ese inmenso espacio vacío que forma la franja sur del Sáhara. Cree que “los tuareg tienen una buena base histórica para pedir la independencia”, pero ve difícil que lo consigan, ya que ni Estados Unidos, ni Francia, ni Argelia, ni Reino Unido, y ni siquiera los portavoces tuareg en el vecino Níger están a favor, detalla.

Sin embargo, lo que hoy por hoy más socava la revolución tuareg son las banderas negras de Ansar Dine, un extraño grupo islamista recién aparecido, que surgen por todas partes donde pasan los contingentes guerrilleros tuareg. No se trata del mismo movimiento, y ni siquiera son realmente aliados.

“Los del MNLA saben que mientras Ansar Dine esté por ahí, ellos no tienen ninguna credibilidad. Dicen que se quieren deshacer de los islamistas, pero aún no lo han conseguido. Ellos toman una base militar, y mientras tanto, los islamistas se van al pueblo, pegan gritos, dicen a las mujeres que se cubran...” describe Keehan la extraña convivencia entre un movimiento que ha hecho de la cultura tuareg su bandera, y un grupo islamista-salafista, con un ideario importado de Arabia Saudí, que es “completamente contrario a la cultura tuareg, es su antítesis. Sólo un ejemplo: las mujeres tuareg no llevan velo”, recuerda el profesor. “El 99% de la población tuareg odia las ideas salafistas”.

Lo que es peor es la aparente estrecha vinculación entre Ansar Dine y el grupo que se hace llamar Al Qaeda en el Magreb (AQMI), tan estrecha que no siempre son fáciles de distinguir. A uno de ellos se le atribuye la masacre de Aguelhok, un pueblo en el noroeste de Mali, no lejos de la frontera argelina, que fue tomado por el MNLA al principio de la revolución, en enero. Al día siguiente, unos 80 soldados malienses fueron ejecutados a sangre fría, a menudo con un corte en la garganta. O eso aseguró el gobierno maliense, aunque las fotografías en las que se apoyaba no eran auténticas.

Pero Keehan cree que sí hubo una masacre, y que probablemente la cometiera Ansar Dine con ayuda de hombres del AQMI.Tiene claro que no fueron los guerrilleros tuareg del MNLA, que “matan cuando combaten, y entonces sin miramientos”. MNLA“Pero matar a prisioneros desarmados es algo muy contrario a los códigos de honor tuareg. Además, ellos no rebanan gargantas”, concluye.

¿Por qué tolera el MNLA, pues, a los radicales? En parte pueden ser un hueso duro de roer, dado que Ansar Dine, pese a tener mucho menos seguidores que el movimiento tuareg, dispone de yihadistas bien entrenados. Y de dinero. Otra clave está en su líder, Iyad agh Ghali: como jefe tuareg tradicional, puede reclamar cierto respeto entre las tribus de la zona, aunque todo indica que él mismo no es más que un mercenario.

“Iyad agh Ghali ha estado trabajando para los servicios secretos de Argelia desde 2003”, cree Keehan. “Le encargaron negociar el rescate en los secuestros de extranjeros. El que fuera un hombre religioso le hacía más digno de confianza entre los rangos bajos de los secuestradores, salafistas convencidos. Pero en 2008, el gobierno de Mali pensaba que sería más seguro tenerlo fuera del país, le dieron un cargo oficial y le enviaron a Yidda en Arabia Saudí”, relata. De ahí volvió al año siguiente, convertido en islamista radical, fiel seguidor del ideario wahabí, que ya ha inspirado a los talibanes.

Poco después, la oleada de secuestros en Argelia y Mali empezó a intensificarse. Un lucrativo negocio tanto para el AQMI como para negociadores como Iyad. Y una inmensa estafa, porque los tres jefes del AQMI, cree Keehan, trabajan para Argel.

Al Qaeda y los agentes

“El lider es Abdelhamid Abu Zayd; está al cargo de los campos de entrenamiento y los rehenes. El segundo de a bordo es Yahya Djouadi y el tercero, que se ocupa de la logística, Mokhtar ben Mokhtar. Por debajo tienen a unos 300-400 salafistas que son yihadistas convencidos, pero estos tres tienen relaciones con la DRS, los servicios secretos argelinos”, asegura el profesor.Nada nuevo: hace años ya pudo detallar cómo el secuestro de 32 turistas en Argelia en 32 fue orquestado por Abderrazaq 'El Para', una agente de los servicios argelinos dedicado a crear la ficción de que en el Sahel existía terrorismo islamista.

El 22 de noviembre pasado, dos franceses son secuestrados en el pueblo de Hombori en la región de Gao en Mali; probablemente por Iyad agh Ghali o su primo Abdelkrim 'El Taleb', cree Keehan. MNLAEl 13 de diciembre, las autoridades malienses hacen públicos los nombres de los sospechoso. Dos días después, Iyad anuncia la creación de Ansar Dine. Un mes más tarde, el MNLA empieza su rebelión militar.

No era la primera: Hubo rebeliones tuareg y acuerdos de paz, nunca duraderos, en los años sesenta, en los noventa, dos o tres veces en la última década... ¿Por qué ahora y por qué de repente este arrollador éxito militar? Una de las causas es, aunque por rebote, la Primavera Árabe: “Las sequías en el norte de Mali han hecho que los tuareg se movieran hacia Libia, donde los reclutaban como soldados; Gadafí tenia una especie de 'batallón tuareg' que utilizaba en su desastrosa intervención en Chad en 1987”, recuerda Keehan.

Tras la caída del dictador, un importante contingente de hombres bien armados, tal vez 3.000, regresó al norte de Mali. “Ahí coincidieron con Ibrahim agh Bahanga, un líder rebelde tuareg que no depuso las armas tras el último acuerdo de paz, sino que huyó a Libia. No se sabe si combatió a favor de Gadafi o contra él, pero corre la anécdota de que se hizo con gran cantidad de armamento en Ghat, una ciudad del extremo suroeste libio, al presentarse como emisario de Gadafi. Volvió a Mali con las armas y algunos centenares de hombres y formó el MNLA; yo empezaba a escuchar esto en junio o julio”, relata el profesor.

“En agosto, Bahanga muere en un misterioso accidente de coche, pero sus hombres se unen a los que retornan de Libia tras la caída de Gadafi y tal vez algunos centenares de tuareg que desiertan del Ejército maliense. En diciembre ya hay batallas, pero Bamako las descalifica como “escaramuzas”; no se toma en serio a los retornados de Libia, una actitud que contrasta con la de Níger, donde se les ofrecían facilidades y se les reintegraba en la sociedad y la política”.

Los curtidos combatientes tuareg, aunque no superen los tres mil hombres, consiguen arrasar en tres meses con una inmensa región mal defendida por los reclutas del Ejército maliense, escasos de munición.La humillación y el enfado son tales que, el 21 de marzo, un batallón destacado en las afueras de Bamako la toma con el ministro de Defensa, Sadio Gassama, durante una visita de éste y empieza a disparar al aire. MNLAHoras más tarde, los soldados toman al asalto el palacio presidencial y derrocan al presidente Amadou Toumani Touré, pese a que a éste le quedaba apenas un mes en el poder, hasta las elecciones presidenciales de abril, a los que Touré, en el cargo desde 2002, no se iba a presentar.

“El golpe tuvo lugar por casualidad; la rebelión lo desencadenó, pero no se puede decir que los tuareg lo aprovecharon: habrían ganado este territorio de todas formas”, cree Keehan, aunque la toma definitiva de las ciudades clave de Kidal, Gao y Tombuctú tuvo lugar poco después de la asonada.

Pero el mismo viernes 6 de abril en el que el MLNA, bajo la firma de su secretario general Bilal agh Acherif, proclama la independencia, Ansar Dine le contradice: “Nuestra guerra es una yihad, es una guerra legal en nombre del islam. Estamos en contra de las rebeliones. Estamos en contra de la independencia. Estamos en contra de toda revolución que no se haga en nombre del islam”, proclama el grupo islamista, que ya había dado muestras en Tombuctú de su postura, al incendiar algunos establecimientos que vendían alcohol y exigiendo a las mujeres que se cubriesen.

Los tuareg siempre se han burlado de las ideas religiosas de Iyad agh Ghali, pero ahora hay enfados serios; según mis fuentes hace poco hubo una pelea a puñetazos entre alguien del MNLA e Iyad...” relata Jeremy Keehan. Ahora, la tensión ha llegado al máximo: el jueves 5 de abril, unos hombres desconocidos, pero bien pertrechados, secuestraron al cónsul argelino y sus seis ayudantes en Gao, la 'capital' rebelde.

Keehan no sabe a quién atribuir el secuestro, aunque descarta el MNLA. “¿Los de Iyad agh Ghali? ¿Hombres del AQMI? ¿Quizás incluso alguien del Movimiento por la Unión y la Yihad en África Occidental (MUJAO), una escisión del AQMI con base en Mauritania?” De hecho, según el diario francés Le Monde, es este último grupo el que se ha atribuido el secuestro. MNLAEl diario argelino Watan, en cambio, atribuye la autoría al AQMI, aunque apunta que “la gente en Gao no diferencia ya entre AQMI y los hombres de Iyad agh Ghali”. Y el diario francés Figaro cree que se trata de una operación concertada entre los tres.

Keehan ve detrás la mano de la propia Argelia: “¿Está preparando Iyad el camino a Argelia, haciendo el trabajo sucio para que pueda invadir la zona? Sería el fin del movimiento independentista tuareg... y devolvería a Argel el control del tráfico de cocaína, enorme en esta región”.De hecho, cree el experto, Argelia respalda una alianza de traficantes, liderada por Iyad y compuesta por islamistas, árabes ­- hay una minoría áraboparlante en Mali – y barabish, una población que habla hassanía, es decir árabe mauritano-saharaui, pero que en su modo de vida apenas se distingue de los tuareg, cuya lengua es el tamasheq bereber. El mosaico étnico de Azawad incluye además los songhay, que hablan un idioma nilosahariano, y los fulbe, hablantes del fulfulde, una lengua del grupo níger-congo.

Al día siguiente del secuestro, Argelia desplegó una fuerza de 3.000 hombres de las unidades especiales, incluyendo aviones de transporte militar y helicópteros, en el extremo sur del país, informó el sábado el diario argelino Le Matin DZ. ¿Todo listo para un golpe? Tal vez no tan pronto. El MNLA ha denunciado de inmediato el secuestro. “Todos nuestros combatientes en el terreno han sido movilizados desde que se supo del secuestro. Estamos en contacto directo con las autoridades argelinas para coordinar los esfuerzos y cerrar este episodio”, cita el Watan a un alto cargo de la guerrilla tuareg. Y Le Matin DZ incluso sugiere que “el MNLA podría convertirse en un ejército – siempre que reciba el apoyo necesario – para aniquilar las bandas salafistas que infectan y aterrorizan la región del Sahel”. Serían “un aliado para los países que combaten contra Al Qaeda en el Magreb, así como para España, Francia e Italia, cuyos cooperantes están en poder de grupos criminales como AQMI y MUJAO”. Pero no descarta que Argelia prefiera invadir la zona por su cuenta.

Si ocurre, o si llegan desde el sur los 2.000-3.000 hombres que Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) ha prometido enviar para recuperar la integridad de Mali, y si la comunidad internacional da el visto bueno a que se aplaste la rebelión, ocurrirá un “desastre humanitario” y además, el problema no se resolvería sino que sólo se metería bajo la alfombra de nuevo, cree Jeremy Keehan. Y seguramente, las bandas islamistas, o los mercenarios que utilizan esta bandera, seguirán campando a sus anchas. Por lo pronto, el Ministerio de Exteriores de Francia ha confirmado que al norte de Mali ha llegado un centenar de miembros de Boko Haram, una secta islamista ultraradical oriunda del norte de Nigeria. Una zona donde, a diferencia del Sahel, el islam wahabí lleva implantado desde hace una década.

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