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TopperIriarte
Ilya U. Topper /Daniel Iriarte
[Estambul · Abr 2012]
SIRIA  reportaje 

Disparos en la frontera


Niñas sirias refugiadas en HatayEl tiroteo de soldados sirios contra un campamento de refugiados en territorio turco ha puesto al rojo vivo las tensiones entre Ankara y Damasco. La visita de Kofi Annan, que intenta salvar su plan de paz, ya no da esperanzas a nadie.

¿Hay muertos o no hay muertos? Sí, dos: lo tienen muy claro los activistas sirios del campamento de Kilis, donde el lunes cayeron ráfagas de disparos desde Siria. Pero la versión oficial es un silencio absoluto. Las autoridades sólo admiten dos heridos leves de ciudadanía turca y cuatro sirios, todos ellos producidos por “balas perdidas”.

“Dispararon directamente al campamento, fue un fuego graneado e intenso”, aseguran a M'Sur tres fuentes diferentes, consultadas por teléfono. Los tres son sirios que residen en el campamento y presenciaron los hechos. “He visto cuatro heridos: uno fue alcanzado en la cabeza, le corría la sangre, puede que haya muerto. Otros dos fueron alcanzados en el pecho y uno en la mano”, relata Jalil Kara. Más cerca aún estuvo M., un activista que prefiere no difundir su nombre: “Ha muerto uno. Lo llevé en mis brazos, tengo las manos aún manchadas de sangre. Era un hombre de Yisr al Shugur”, asegura.

Horas más tarde, el mismo hombre llamará para comunicar que ha muerto un segundo herido. La cifra de dos fallecidos por los disparos del otro lado de la frontera también aparece en diarios como The Guardian y el turco Today's Zaman, aunque siempre como versión 'no confirmada'. Yailadag, campamentoSi por la mañana, la emisora turca NTV aún hablaba de ráfagas que “apuntaban al campamento”, por la tarde se adhería a la versión de las balas perdidas, y la información dada en directo por un corresponsal, que hablaba de 20 heridos, nunca apareció en la web de la cadena.

El campo de refugiados de Kilis está en tierra de nadie, junto a la aduana de Öncüpinar, en la frontera entre Turquía y Siria. Demasiado cerca, venían diciendo algunos de sus residentes desde hace tiempo. La tragedia se fraguó aún de madrugada, cuando guerrilleros del Ejércitos Sirio Libre (ESL) y tropas leales al régimen de Bashar Asad se enzarzaron en la zona de Azaz, un pueblo sirio a escasa distancia de la frontera turca. Kara relata cómo los residentes del campamento se despertaron hacia las cuatro de la madrugada por los ecos de intensos tiroteos. Al amanecer, según la versión que el gobernador de Kilis, Yusuf Odabas, ha dado a la prensa turca, un grupo de sirios llegó a la frontera, llevando consigo a 13 heridos de los que dos se murieron poco después.

Pero el incidente denunciado por los refugiados tuvo lugar entre las diez y once de la mañana, cuando otro grupo de sirios intentó ponerse a salvo en territorio turco, perseguido por soldados del régimen. Según confirmó el martes N., no se trataba de civiles sino de guerrilleros que se batían en retirada. Coinciden la versión oficial y los activistas sirios en que numerosos residentes del campamento desbordaron las vallas, pese a las protestas de los guardias turcos, y se lanzaron hacia la frontera para ayudar a los recién llegados. Y fue en ese momento que los soldados sirios empezaron a disparar contra el campamento.

“Diez casas fueron atravesadas por balas”, asegura Kara. Un vídeo colgado horas después en Youtube recoge el momento de pánico, cuando todos huyen, al grito de "¡El ejército sirio dispara al campamento!" Algunos cargan con el cuerpo de un joven inerte al que se refieren como "fallecido". Otro vídeo, tomado después, muestra agujeros de bala en varias paredes de casas prefabricadas.

Las autoridades turcas hicieron públicos los nombres de los dos heridos turcos, un policía y una traductora, que se hallaría en el campamento para calmar los ánimos cuando los residentes se rebelaron contra los guardias. Refugiados sirios en BohsinPero las fuentes sirias coinciden en que se trataba de una enfermera que se hallaba en este momento en el hospital que forma parte del campamento.

Aún así, un portavoz del ACNUR, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ha señalado desde Ginebra que la naturaleza del ataque no estaba clara, no se sabe quién disparo y que el incidente tuvo lugar “en el área de frontera y no en un campamento”, según cita Agencia Efe.

Según un resumen de los hechos publicado el martes por la cadena NTV, y basado en fuentes de la oficina del gobernador de Kilis, la batalla, iniciada de madrugada, se trasladó a las inmediaciones del campamentom pasadas las nueve de la mañana, cuando los rebeldes intentaron hacerse con el control del puesto de aduanas de Öncüpinar, situado muy cerca del recinto de casas prefabricadas.

Los tiroteos entre guerrilleros y tropas regulares motivarían a los refugiados a salir para ayudar a sirios que intentaban ponerse a salvo. "En esta ronda fueron heridos dos turcos y cinco sirios. Ayer, dos sirios perdieron su vida en el hospital", resume la cadena, sin especificar si los dos fallecidos eran parte de los heridos en el incidente relatado, como sugiere la frase, versión que respaldaría a la de los refugiados, o si habían sido traidos ya heridos desde Siria, tal y como había afirmado el gobernador el lunes.

Los activistas consultados por M'Sur siempre han mantenido que ignoran si hubo heridos traídos desde Siria o si alguno de ellos murió, porque los recién llegados son trasladados directamente a los hospitales de Kilis, sin pasar por el campamento. El martes, sin embargo, el activista M. reiteró que había dos muertos entre los residentes del campamento, y que ambos fueron alcanzados por las balas en el interior del recinto. Dios sus nombres como As'ad Hussein, de Ain Sauda, un pueblo cercano a Yisr Shughur, y Mohamed Yined, de Alepo. Todo indica, al final, que son estos dos a los que se refiere también la versión oficial.

Acusaciones cruzadas

La reacción del Ministerio de Exteriores turco, que llamó a su presencia al consejero de la Embajada siria en Ankara para trasladarle una rotunda condena y amenazar con “medidas apropiadas” si el incidente se repitiera, evitó en todo momento hablar del campamento y hace referencia únicamente a los disparos contra personas que cruzan la frontera. Pero el martes, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, de viaje oficial en China, fue más claro.

"Es una nítida violación de nuestras fronteras", dijo Erdogan, según recoge la cadena CNNTürk."Violaron la frontera y nosotros tomaremos todas las medidas que nos permita el derecho internacional para poner las cosas en su lugar", registra la emisora NTV.Hefiz AbdulrahmanHoras más tarde, el ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, que acompañaba a Erdogan a China, interrumpió su viaje y regresó anticipadamente a Turquía, para interesarse por la tensión en la frontera, al tiempo que se ponía al teléfono con sus homólogos de los países miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Pero la versión oficial aún no ha cambiado. Hefiz Abdulrahman, activista de derechos humanos sirio exiliado en Antakya (Turquía) y miembro del Consejo Nacional Sirio, que agrupa a la oposición, también está convencido de que hubo un mínimo de dos muertos en el tiroteo contra el campamento, aunque los primeros rumores hablaban de un número mayor."Los medios turcos intentan quitarle hierro al asunto para no aumentar la presión de la opinión pública sobre Ankara", opina.

También es verosímil que Turquía no quiere detallar tanto el incidente, para evitar la impresión de que ofrece un refugio a la oposición armada en sus batallas contra Asad. Pero precisamente de esto le acusó el martes el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallem, en conversación con su homólogo ruso, Sergei Lavrov. "Turquía apoya a los grupos militantes sirios ilegales, les proporciona armas y permite que crucen ilegalmente a Siria", aseguró, todas acusaciones que Ankara siempre ha rechazado y de las que no hay indicios hasta ahora. Existen campamentos destinados a exmiembros de las fuerzas armadas sirias y afiliados al Ejército Sirio Libre, pero según la versión oficial, no desmentida hasta ahora, no pueden llevar armas.

La fugaz visita de Annan

Al mediodía del martes, Kofi Annan, exsecretario general de Naciones Unidas, y enviado especial para Siria de este organismo y de la Liga Árabe, sobrevoló el campamento de Kilis en helicóptero, añadiendo así una breve excursión a su visita al campamento de Yailadagi, en la provincia de Hatay. No aterrizó. Horas más tarde se presentaron en Hatay también dos senadores estadounidenses de alto rango, enemigos políticos pero unidos en un objetivo común: empujar a Washington hacia una política exterior más agresiva. Se trata de John McCain, candidato republicano fallido en las elecciones presidenciales de 2008, y Joe Lieberman, candidato demócrata, igualmente fallido, a vicepresidente en las de 2000.

Aún no está claro si Ankara utilizará el incidente de Kilis para cambiar de actitud hacia Damasco, pero ya parece haber enterrado el plan de paz que Kofi Annan aún quiere salvar con la visita a Irán, país al que volará al terminar su breve paso por Hatay. Naci Koru, viceministro de Exteriores turco, ya dio ayer por “caduco” el plazo del 10 de abril, límite para que Asad retirara sus tropas de ciudades y pueblos sirios. “Ahora comienza una nueva fase”, declaró Koru, pero sin decir en qué consistiría.

Besir Atalay, viceprimer ministro turco, desmintió estas palabras el martes en una rueda de prensa ofrecida junto a Kofi Annan en Hatay. Reiteró su apoyo al plan de paz de Annan, aunque mostró su escepticismo sobre la voluntad de Asad de implementarlo, y aseguró que Turquía esperaría hasta la fecha límite del 12 de abril, aunque después, si no hubiera avances, "el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tendrá la responsablidad de tomar las medidas necesarias".

¿Invasión legal?

Tras el tiroteo, algunos medios progubernamentales se apresuraron ayer a recordar que Turquía está legitimada para intervenir en Siria bajo los términos del llamado Acuerdo de Adana de 1998.

Hasta ese año, ambos países eran enemigos, y Damasco daba cobijo a Abdulá Öcalan, el líder de la guerrilla kurda del PKK. Pero la amenaza de intervención militar llevó a Hafez al Assad, padre del actual presidente, a expulsar a Öcalan y a firmar el tratado de paz, cuyo artículo primero establece que "Siria, sobre la base del principio de reciprocidad, no permitirá que salga ninguna actividad de su territorio que ponga en peligro la seguridad y la estabilidad de Turquía".

El diario Today’s Zaman, cercano al gobierno, mencionaba ayer en su edición digital que existen “fuertes indicadores de que Ankara está poniendo a punto planes para establecer un corredor humanitario y posiblemente una zona tapón dentro de Siria, para contener la creciente crisis de refugiados y las escaramuzas fronterizas”, algo que el lunes ya aseguraba la periodista Asli Aydintasbas en el diario Milliyet.

Annan asumió que "el plan no se ha implementado según lo previsto". "Pero aún puede implementarse: es demasiado pronto para decir que haya fallado", dijo el diplomático ghanés. "Tenemos hasta el 12 de abril a las 6 de la mañana para hacer callar las armas". Pero admitió que "algo va mal" al considerar el aumento en el número de refugiados. "Teníamos 12.000 cuando Annan nos visitó la última vez [el 12 de marzo] y ahora son 24.600", abundó Atalay.

Pero las autoridades turcas siguen sin permitir el acceso de la prensa a los campamentos, tal vez porque el descontento por las condiciones en las que se les mantiene viene siendo patente, según ha constatado M'Sur. El campo de Kilis está diseñado para acoger a unos 20.000 refugiados, pero los primeros trasladados allí, el pasado 21 de marzo, se amotinaron al descubrir que el recinto estaba sin terminar, y que no tenían luz ni agua corriente.

Desde hace una semana, algunos habitantes del campo de Bohsin están en huelga de hambre para resistirse al traslado. “Tiene que ocurrir algo que cambie esta situación”, dice un activista de la Comisión de Ayuda Humanitaria a Siria. “Esos campos son como prisiones”, asegura. De hecho, los guardias no permiten entrar a la prensa y de esta manera, lo que sucede en el interior sólo se puede saber a través de entrevistas telefónicas con residentes sirios, recabando informaciones “no confirmadas”.

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