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El caos que viene

Liman
Adrián Mac Liman
[Enero 2008]
Palestina  columna 

Bantustán

En la década de los ochenta, los diplomáticos occidentales acreditados en Tel Aviv solían aludir al misérrimo y superpoblado territorio palestino situado en la orilla del Mediterráneo con el nombre de “bantustán Gaza”. Los habitantes de la Franja, aislados del resto del mundo por un muro de alambradas, sobrevivían a la ocupación hebrea de la misma manera que, en su momento, lograron sobrevivir a la no siempre humanitaria Administración egipcia.

Gaza tuvo sus momentos de auge a finales de los años ochenta, tras el inicio de la primera ‘intifada’. En aquel entonces, los gobernantes de Tel Aviv intentaron deshacerse del conflictivo territorio, ofreciéndoselo a los Gobiernos de Egipto y Jordania. Pero tanto El Cairo como Ammán declinaron la oferta. Nadie quería hacerse cargo de un volcán a punto de estallar.

En la década de los noventa, cuando el laborista Isaac Rabin negoció el ‘traspaso’ de la Franja a la OLP, su proyecto primitivo acabó desembocando en… los Acuerdos de Oslo. Pero ni la llegada a Gaza de Yassir Arafat ni la creación de la embrionaria Autoridad Nacional Palestina lograron desactivar las cargas explosivas de este polvorín humano. Nadie quería hacerse cargo de Gaza, un volcán a punto de estallar

Hace apenas un par de años, cuando Hamás se alzó con la victoria en las elecciones generales, Gaza se convirtió en el baluarte del islamismo. La estrategia de Israel, que consistía en aislar al millón y medio de pobladores de la Franja del resto del mundo, so pretexto de evitar los ataques con misiles qassam contra el territorio hebreo, sólo logró forjar la unidad de los habitantes de Gaza y su apoyo al gobierno de Ismael Haniyeh.

Tras haber eliminado los obstáculos físicos que impedían la circulación de los hambrientos pobladores de la Franja, Hamás plantea un nuevo desafío a las autoridades hebreas. Para controlar la situación, es preciso dotar al ‘bantustán’ de un reyezuelo dócil y complaciente. Obviamente, el candidato de los israelíes, Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, difícilmente podrá desempeñar este papel.