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Ediciones Oriente Mediterraneo

El caos que viene Cuentos Populares Bereberes Defensa Siciliana

Stelios Kouloglou
Stelios Kouloglou
[Jun 2011]
Grecia  columna 

El pánico, Papandreou y las elecciones inminentes

Lo peor que le puede ocurrir a un país al borde de la quiebra es que su primer ministro entre en pánico. Igual que en una gran tempestad, mientras que el barco hace aguas, el capitán no sabe a qué puerto dirigirse, cambia el rumbo todo el tiempo, da órdenes contradictorias que se trastocan bajo la presión de su tripulación o hace señas a los oficiales del barco de al lado. La mala noticia para el barco ´Hélade´, o sea Grecia, es que [Giorgos] Papandreou es presa del pánico.

Por un lado, la presión de la ‘troika’ el FMI, la UE y el BCE sobre las medidas a adoptar, y por otro lado la rabia de la gente que va creciendo por el segundo memorándum, empujan a Papandreou a ensayar movimientos bruscos. Su objetivo es que más gente asuma las responsabilidades de su barco, creyendo ingenuamente que así se librará de una parte de las suyas. El objetivo de Papandreou es que más gente asuma las responsabilidades de su barco, para así librarse de las suyas Un día convoca a los líderes de los partidos buscando el consentimiento y cuando la reunión no resulta exitosa presiona al presidente de la República para que convoque por la fuerza una reunión de líderes, que, por supuesto, tampoco resulta exitosa.

Ordena al mismo tiempo al ministro de Economía, [Giorgos] Papakonstantinou, que declare que no queda dinero para los pagos de julio, y a [Maria] Damanaki , diputada del PASOK, que declare ella también, desde Bruselas, que Grecia se apeará de la zona euro.

El primer ministro, dominado por el pánico, parece que no se da cuenta de que cada movimiento o declaración fracasados provocan más pánico a la población, y hacen que ésta retire sus ingresos bancarios, y que los mercados de divisas o los spreads la diferencia entre precios de compra y de venta de un activo se disparen. De esta forma, la quiebra se está acercando más.

El incidente tragicómico del 15-J era característico del estilo Papandreou: improvisación. El primer ministro no había confesado ni a sus colaboradores, con los que tuvo una reunión la noche anterior, que llamaría a los líderes de los partidos proponiendo un gobierno de coalición. Evidentemente, no había pensado en que [Antonis] Samaras, el líder de la oposición, le pediría que dimitiera de su cargo para la formación de dicho gobierno.

Como a menudo sucede con casi todos los asuntos (incluso el referéndum para la salida de la zona euro era una ´buena idea´), Papandreou declaró que estaba preparado para hablar incluso de esta opción, algo que Samaras interpretó como aprobación de su propuesta, justificadamente, quizás... Cuando alguien echa un farol apostando todo y el oponente le sigue, luego no puede decir que se ha equivocado Además, puede que jamás en la historia mundial un primer ministro se haya mostrado dispuesto a hablar de su posible dimisión sin que lo dijera en serio, al menos hasta cierto punto.

¿Era todo eso de las llamadas a los líderes un truco que había pensado la noche anterior, o su verdadera intención? Quizá ni siquiera el primer ministro pueda dar una respuesta clara. Por cierto, cuando alguien echa un farol apostando todo lo que le queda y el oponente le sigue, luego no puede decir que se ha equivocado y retirar su dinero. Las reglas del póquer son muy estrictas, y si alguien las viola, lo va a pagar con su vida.

Es lo que le va a pasar muy pronto a Papandreou con su vida política, según el avance de la historia: ministros y otra gente del Maximou [la residencia oficial del primer ministro] se enfadaron no tanto porque les pilló todo de improviso, sino porque tendrían que compartir el poder y sobre todo, tendrían que hacerlo sin ninguna programación.

Según algunas fuentes, la noche del 15-J Papandreou sufrió presiones de su entorno familiar y así cambió su propuesta para declarar en su mensaje retrasado que en lugar de un gobierno de unidad nacional con un primer ministro nuevo en cabeza, que ya todo el país había empezado a buscar, procedería a una larga reforma gubernamental encabezada por él mismo.

Lo que se dice sobre el intercambio de conversaciones telefónicas entre Samaras y Papandreou provocada por el partido opositor Nueva Democracia que enfadó a los miembros del PASOK y así anuló la salvación nacional, muestra simplemente que la propuesta de Papandreou se basaba en... cimientos sólidos. El primer ministro no dispone de un as en la manga para hacer una reforma que pueda mejorar mucho la situación

De todas formas los que presionaron a Papandreou a cambiar su propuesta se van a arrepentir, si le quieren de verdad: era su última oportunidad para la retirada más digna que alguien pueda imaginarse, en las condiciones actuales.

El primer ministro no dispone de un as en la manga para hacer una reforma gubernamental que pueda mejorar mucho la situación. Lo más probable es que repitamos los enfrentamientos habituales de los últimos tiempos con una o dos sorpresas, quizás.

Aún si destinara a Dominique Strauss-Kahn al Ministerio de Economía, en la reforma más radical de la historia, Papandreou ha firmado ya, con las palinodias del 15-J, el fin de su gobierno. No se puede declarar un día que se está listo para dimitir por el bien del país y al otro día volver más riguroso como... primer ministro, y todo esto en un país que se va arruinando y enfadando rápidamente.

Quizás las elecciones anticipadas que se realizarán inevitablemente en poco tiempo no van a resolver el problema y por el contrario, van a agravar la crisis económica, pero en las condiciones explosivas de hoy en día constituyen la única salida de distensión y de hallazgo de alguna solución para el barco ´Hélade´ que se dirige impetuoso hacia las rocas...