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Ediciones Oriente Mediterraneo

El caos que viene Cuentos Populares Bereberes Defensa Siciliana

Stelios Kouloglou
Stelios Kouloglou
[Sep 2011]
Grecia  columna 

Un poco antes del derrumbe

Acaba de empezar el otoño más duro después del otoño del año 1974, cuando todavía la restauración de la república no era segura. El primer ministro de aquella época, Konstantinos Karamanlis, a veces se acostaba en casas o yates de sus amigos, porque tenía miedo que algunos oficiales adeptos de la dictadura militar, que todavía formaban parte de la mayoría del ejercito, le detuvieran en su casa, en pijama, como se había detenido al liderazgo político del país en abril del año 1967. En los años 70, los políticos tuvieron que enfrentarse a los nostálgicos de la dictadura militar; ahora a los Indignados

Hoy en día no corremos un peligro así, pero el primer ministro, los ministros y algunos diputados experimentaron el verano pasado otra forma de 'ilegalidad', evitando reservar habitaciones en hoteles a su nombre o frecuentar tabernas. En aquel tiempo hubo que enfrentarse a los 'nostálgicos de la dictadura militar', ahora a los Indignados: indignados no sólo con el gobierno actual, sino también con la democracia coja y con el sistema del poder que se impuso en nuestro país después de la transición política, funcionó bien por poco tiempo y que ahora exhala el último suspiro.

Como constató Papandreou mismo el año pasado, el memorándum era sólo una cura de una enfermedad. Pero la cura esa no era la apropiada: la prescripción del FMI [Fondo Monetario Internacional] y de los acreedores europeos han provocado un daño irreparable a la economía, y no haría falta un título universitario de Economía para saberlo. La experiencia del desastre que habían provocado semejantes experimentos y gente neoliberalista era suficiente.

El gobierno siguió la táctica del ´yesman´ [sí señor] hacia las exigencias de la Troika, no sólo porque no estaba preparada, o porque no sabía negociar. En el fondo creía que la 'terapia de choque' curaría al paciente. Todo lo demás fue tema de incapacidad: en lugar de reducir los grandes derroches públicos redujo los sueldos, las pensiones, los necesarios gastos públicos del estado de bienestar elemental del país, reducciones que luego provocaron una recesión sin precedentes en la historia de la economía moderna y no sólo de Grecia. El ambiente económico y asfixiante crea unas condiciones de explosión social ciega y desastrosa

La táctica de la Troika y del gobierno ha fallado y provoca un círculo vicioso continuo: los acreedores extranjeros, para conseguir sus objetivos fiscales y utópicos, impusieron nuevas medidas que conllevan una mayor recesión. Desde el nuevo IVA, que viene subido y que las empresas de hostelería declaran que no van a pagar, hasta las nuevas facturas de la contribución extraordinaria de la semana que viene, el ambiente económico y asfixiante crea unas condiciones de explosión social. De una explosión ciega y desastrosa, pero inevitable, ya que el liderazgo neoliberalista de la Unión Europea no va a cambiar su táctica.

Parece que tampoco Venizelos [ministro de Economía] ha entendido que el país no se puede gobernar con trucos comunicativos y ya las negociaciones con la Troika llegaron a un punto muerto. El gobierno permitió la fuga de esa información hace dos semanas. El nuevo ministro de Economía se va debilitando demasiado rápido, ya que se nota mucho su debilidad primordial, la diferencia entre sus discursos de lengua rica y su pobre trabajo. La prueba de eso viene del acuerdo rápido con Finlandia sobre las garantías, que complicó mucho más la cosa con los otros países de la Unión Europea. Lo único que mantiene el país en la zona euro es el miedo al dominó, pero algún día este miedo se va a superar

En estos países van aumentando las voces que piden la retirada de Grecia de la zona euro, con algo de soborno, para dorar la píldora de la vuelta desastrosa a la dracma, y sobre todo, de la cultura paleta y balcánica de ´Constantina la tiñosa´ [apodo de Grecia que viene de una mendiga de Nauplia en época del primer gobierno moderno]. La única cosa que mantiene el país en la zona euro es el miedo al efecto dominó, pero algún día este miedo se va a superar. Porque el problema de Grecia no es sólo su economía, sino también el derrumbamiento de todo lo que se ha construido desde el año 1974: desde la justicia, las universidades, la cultura de la infracción y los medios de comunicación hasta cualquier cosa.

El otro día, en la reunión del Parlamento de los Adolescentes los conferenciantes reprochaban a los políticos la táctica de Grecia durante las últimas décadas. ¿Por cuánto tiempo más puede resistir un sistema que incluso los niños han entendido que anda mal?