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Ali Amar
Ali Amar
[Casablanca · Nov 2011]
Francia  reportaje 

Charlie Hebdo "arde en las llamas del infierno"


Portada de Charlie Hebdo 2 Nov 2011

El atentado contra las oficinas del periódico satírico francés Charlie Hebdo por su número dedicado a la charia suscita la indiferencia en Marruecos, incluso cierta complacencia para con sus responsables. Una reacción afortunadamente no unánime.

Charlie Hebdo es una de las pocas cabeceras de la prensa francesa que no se distribuye en Marruecos. De ahí que se conozca bastante poco. La revista satírica se dio a conocer por la publicación de las caricaturas del profeta Mahoma en febrero de 2006, aparecidas inicialmente en el diario danés Jyllands-Posten.

Su portada en aquel entonces mostraba a Mahoma arrodillado y furioso, exclamando: “Qué duro es que te amen los idiotas”. Como en otras partes del mundo musulmán, provocó en Marruecos indignación y cólera en nombre del respeto a los valores religiosos, en una sociedad mayoritariamente conservadora y estancada en su religiosidad.

Seis años después de estos hechos, que desembocaron en un proceso contra Charlie Hebdo en Francia (que fue archivado en 2008, lo que sus detractores se cuidan mucho de mencionar), el incendio de origen criminal que ha destrozado las oficinas del semanario en París suscita en Rabat la indiferencia, incluso una cierta complacencia para con los responsables del crimen. “Charlie Hebdo arde en las llamas del infierno” es un comentario muy difundido en Facebook en Marruecos.

Como en el asunto anterior, el hecho de que Charlie Hebdo volviera a la carga con un número especial rebautizado en este caso como “Charia Hebdo”, en referencia al auge de los islamistas en Libia y Túnez, se ha percibido como una provocación inaceptable. Mahoma, visiblemente divertido, caricaturizado en portada y prometiendo castigos corporales a los que no estallen de risa, se interpreta como una expresión de la islamofobia en Francia, disfrazada con los oropeles de la libertad de expresión.

El derecho al humor, a ridiculizar, a ofender, no está reconocido cuando se trata de la religión, y menos aún cuando al profeta del islam, convertido en redactor jefe de esta edición, también está representado en las páginas interiores, provisto de una nariz roja de payaso con la frase “Sí, el islam es compatible con el humor”. En la revista se encuentra también un “editorial de Mahoma”, titulado: “La copita halal”, una doble página de dibujos para explicar la “Charia blanda” o también un suplemento “Charia para ella”. Charia blandaSuficiente para que a los barbudos se les pongan los pelos de punta.

En una entrevista con Radio Atlantic desde Casablanca, el dibujante Charb, director de la revista, expresó su incomprensión respecto a “esos idiotas que creen que destruir las oficinas de un periódico puede matar su libertad”. Para él, “los auténticos musulmanes no incendian periódicos”.

No obstante, su discurso no es bien acogido en Marruecos, donde a Charb se le juzga sospechoso y ambiguo. Es más: los usuarios de Facebook en Marruecos difunden ampliamente unos insultos y difamaciones que le califican de “fascista”, publicados en 'El 7º Día', una web egipcia (en árabe) y cuyo autor es un portavoz de los Hermanos Musulmanes en Holanda.

Se anuncia incluso que habrá un proceso judicial contra Charlie Hebdo, con la ayuda de un grupo de abogados tunecinos y libios, y hay quien se regocija en difundir el mensaje de una web siria (en árabe) que explica quién ha realizado el ataque pirata contra la web de Charlie Hebdo y cómo. Esta web fue el blanco de ataques informáticos, procedentes de Turquía, Arabia Saudí y finalmente Siria, y se convirtió temporalmente en inaccesible. Un vídeo publicado en el mismo sitio relata los hechos heroicos de los piratas con un fondo de música y de cántos yihadistas.

La teoría del complot

Hay que tener en cuenta que en toda esa rebatiña, nadie hace referencia a un artículo publicado en el mismo número, dedicado a los integristas católicos que denuncian una obra de teatro sobre Jesucristo en París. En ese sentido es un escándalo la declaración del ministro de Interior francés, Claude Guéant, para apoyar la revista, según la que “los integristas cristianos, en cambio, no prenden fuegos”, al tiempo que declaraba que “la libertad de expresión es sagrada”.

Charlie Hebdo - IdiotasLos internautas marroquíes lo consideran como una prueba del doble rasero de Francia, y recuerdan en esta ocasión la frase asesina del mismo ministro respecto a los musulmanes de Francia, cuando explicaba que “el crecimiento del número de fieles (musulmanes) en Francia supone un problema”. Fue recibida no tanto como una ofensa sino más bien como una confesión. La confesión por parte de la República de una incompatibilidad insuperable entre el islam y la laicidad, entre Mahoma y Marianne.

La teoría del complot también corre por las webs arabófonas, donde se especula con que se trata sobre todo de lanzar una vez más la polémica respecto al islam en vísperas de la campaña presidencial francesa:“Agua de mayo para la derecha y la extrema derecha”.

El caricaturista Khalid Gueddar, a menudo prohibido en Marruecos por sus dibujos, considerados subversivos, cree que en este asunto “nada está claro”. “Surge en un momento de tensiones políticas en Francia y por los hechos aún nadie puede asegurar que se trate de un atentado de integristas islámicos”. Dicho esto, Gueddar subraya la gravedad de un asunto “que da una imagen bastante mediocre del islam, una imagen retrógrada que les viene muy bien a los fanáticos de todos los bandos”. El caricaturista, cuyos dibujos fueron publicados numerosas veces en Charlie Hebdo, se declara solidario con sus colegas y lo expresará participando en el próximo número.

Hogueras del libre pensamiento

Zineb Rhazoui, periodista franco-marroquí que firma cada semana una crónica en Charlie Hebdo, habla de “una hoguera del libre pensamiento”. En el número en cuestión, su contribución es una especie de hoja de ruta a través de los países musulmanes que practican la charia. Su suculenta “Guía del Trotamundos de la Charia”, como lo ha titulado, pasa revista a los mil y un preceptos de la ley islámica que, según afirma El Rhazoui, “ha previsto todo para que ningún musulman desobedezca a Alá, desde la depilación de las cejas hasta la ley del talión”. Una vuelta por los horizontes de lo prohibido tan kafkiano como aterrador. Su artículo difícilmente habría sido publicado en Marruecos.

Acorde a la periodista, “estos fanáticos tan dispuestos a defender su Dios Todopoderoso, que teóricamente no los necesita para su defensa, olvidan que el humor es inherente al espíritu humano. Incluso en las sociedades que ellos pretenden representar (lo que no es cierto), es decir en las sociedades musulmanas, el humor popular nunca se ha parado ni ante la política ni ante la religión”.

Esta militante de las libertades individuales ya ha podido conocer de primera mano el delito de la blasfemia en Marruecos. Su movimiento, MALI (Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales), recibe duras críticas, sobre todo en el asunto del ayuno en ramadán, porque “choca a la sociedad marroquí” y difunde “ideas que sacuden la fe de los musulmanes”. Portada de Charlie HebdoLos mismos meapilas que atacan el MALI dirán que los musulmanes en Francia están oprimidos y no aceptarán la idea de que sus prácticas religiosas también pueden chocar allá.

La religión, tabú en la prensa

El tema de la religión sigue siendo uno de los tabús principales de la prensa marroquí. En 2006, las autoridades orquestaron manifestaciones contra la revista Le Journal Hebdomadaire, una destacada cabecera de la prensa independiente hoy prohibida, bajo la acusación falsa de haber publicado las famosas caricaturas danesas del profeta.

El mismo año, el semanario arabófono Nichane fue censurado por la publicación de chistes “que atentaban contra la religión”. Sin embargo, apuntilla el Rhazoui, “estos chistos populares se cuentan en las terrazas de los cafés y en los patios de los colegios. El genio popular no entiende de blasfemias”. Al final, la revista tuvo que cerrar a causa de diversas presiones emanadas del Poder.

En 2008 le tocó a la revista francesa L'Express, prohibida también. El número en cuestión traía en portada el título “El choque: Jesucristo ― Mahoma. Su trayectoria, su mensaje, su visión del mundo”. El censor marroquí reprochó a este número que “atentaba contra la religión musulmana”, lo cual revela la inseguridad de la monarquía alauí respecto a las cuestiones de la libertad del culto, cuando se trata de de debatir sobre la fe. Socava la imagen de tolerancia y apertura al diálogo interreligioso que el régimen intenta transmitir en el exterior.

Ejemplos de censura como éste abundan, pero algunos diarios pelean todos los días para mover las líneas rojas. Karim Boukhari, redactor jefe de la revista TelQuel, en la vanguardia marroquí respecto a temas sociales, se declara “chocado ante tanta ignominia”. También él, solidario con sus colegas de Charlie Hebdo, se pregunta con inquietud: “Lo que acaba de ocurrir, que es algo muy grave, ha ocurrido en Francia. ¿Qué pasaría si Charlie Hebdo fuera una revista árabe?” Para Boukhari, el mensaje de los responsables del atentado se puede resumir así: “Atención, tú: no toques mi islam”. Un acto que, según cree, puede anunciar otras “deflagraciones”, lo que le lleva a expresar una adevertencia contra los “enemigos de la libertad”: “No, la Primavera Árabe no está en armonía con la primavera del fanatismo”.

Leer más:
¿Cómo reconoce McDonalds a los no musulmanes? Reportaje de Ali Amar [2011]
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Reportaje de Zineb El Rhazoui [2011]
Khalid Gueddar: «Un caricaturista que se pone límites ya no es un caricaturista» Entrevista de El Rhazoui [2010]