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Iriarte
Ilya U. Topper / Daniel Iriarte
[Estambul · Nov 2010]
Turquía reportaje 

Turquía, ¿el salvavidas de Irán?


Estambul rascacielosLos bancos iraníes evitan las sanciones internacionales a través de entidades turcas, pero Ankara se resiste a las presiones norteamericanas para cerrar sus negocios con Teherán.

A pesar de las sanciones internacionales, la financiación del programa nuclear iraní goza de buena salud gracias, en parte, a la ayuda de la vecina Turquía. Por ello, un enviado del Departamento del Tesoro estadounidense, el vicesecretario para Terrorismo e Inteligencia Financiera, Stuart Levey, se ha desplazado a Ankara para presionar al gobierno turco.

No es la primera vez: Levey lleva al menos tres años de gira por Europa y Oriente Próximo ―sobre todo los países del Golfo― para pedir que se dejen de hacer negocios con Teherán. La administración norteamericana no está satisfecha con la situación actual, en la que una docena de bancos iraníes presuntamente ligados al programa nuclear operan libremente en Turquía. Al menos eso es lo que afirma una investigación de la agencia Reuters hecha pública a principios de este mes, que cita un informe de inteligencia filtrado por un diplomático occidental.

“La creciente relación económica y financiera entre Turquía e Irán proporciona a este país una puerta de entrada a todo el sistema financiero europeo. El hecho de que Turquía canalice la actividad iraní a través de bancos y divisas turcas hace posible que los fondos iraníes depositados en Turquía lleguen hasta Europa”, se lee en el informe. La posibilidad de que los capitales iraníes operen a través de bancos turcos “debilita el impacto de las sanciones”, concluye.

En los límites

Técnicamente, lo que hace Turquía no es ilegal, dado que sólo está obligada a cumplir con las sanciones establecidas por Naciones Unidas, pero no por Estados Unidos o la Unión Europea, cuyas ‘listas negras’ son mucho más extensas que las de la ONU. Estados Unidos aplica sus propias sanciones, pero éstas se limitan a castigar a aquellos bancos y empresas que negocien con entidades iraníes y al mismo tiempo operen en territorio norteamericano, lo que no es el caso.

Un ejemplo significativo es el del Banco Mellat, el segundo más grande de Irán. Mural en TeheranLa resolución 1929 de Naciones Unidas asegura que “en los últimos siete años ha facilitado cientos de millones de dólares en transacciones para el programa nuclear, misiles y elementos militares iraníes”.

A pesar de que a principios de este año Estados Unidos y Gran Bretaña presionaron a la ONU para que lo incluyera en la ‘lista negra’ (junto con otras instituciones financieras como el Banco Central de Irán), en último término Naciones Unidas sólo añadió una de sus entidades subsidiarias, el Primer Banco de Exportación del Este.

Mellat sí ha sido incluido en las sanciones aplicadas por Estados Unidos y la Unión Europea. Según ha podido comprobar ABC, esta entidad mantiene sucursales abiertas en las tres principales ciudades de Turquía: Estambul, Ankara e Izmir.

El volumen de comercio bilateral entre Turquía e Irán alcanzó los 10.000 millones de dólares (unos 7.100 millones de euros) en 2008 y está previsto que se triplique en cinco años. Ankara se ha negado rotundamente a adoptar medidas que frenen este crecimiento.

“No creemos en las sanciones. No creemos que conseguirán cambiar la actitud de los iraníes. Así que ¿por qué implantar algo en lo que no creemos?” resumió Ali Babacan, viceprimer ministro. “Como país que ha vivido junto a Irán durante siglos sabemos que es muy difícil que los iraníes se muevan bajo presión: cuanto más presión haya, menos se moverán”, añadió.

Sin embargo, algunas empresas turcas sí se han movido. En octubre, Mustafa Koc, presidente de Koc Holding, el mayor conglomerado energético-financiero de Turquía, aseguró que su subsidiaria Tupras, uno de las cuatro mayores refinadores de petróleo de Europa, dejaría de vender sus productos a Irán. “Las transacciones bancarias de Tupras tienen lugar en Estados Unidos y hacemos negocios con Ford, Fiat e, indirectamente, con Chrysler”, detalló. “No podemos correr riesgos”.

Y riesgo hay, según una delegación de funcionarios estadounidenses que se citó en agosto con varios bancos turcos: según la prensa turca, los emisarios amenazaron con que la justicia norteamericana no sólo podría congelar sus bienes, si se les encontraba haciendo negocios con Irán, sino que incluso podría arrestar a sus gerentes, si viajaban a Estados Unidos.

Aliados por interés

El problema no se limita a Turquía. Mural en TeheranA mediados de noviembre, el diario Washington Post revelaba que el funcionario del Ministerio de Exteriores estadounidense, Robert Einhorn, había realizado una visita secreta a China, donde entregó a las autoridades una lista de compañías y bancos chinos que estarían ayudando a Irán a evitar las sanciones, presuntamente sin permiso de Pekín.

Tras la publicación del artículo, el Ministerio de Exteriores chino se apresuró a anunciar que “China ha sido siempre honesta en el cumplimiento de sus obligaciones internacionales” y en su compromiso con la aplicación de las sanciones a Irán.

Otros países cuyos bancos operan con entidades iraníes serían los Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Brasil, Ecuador, y hasta hace un mes, Corea del Sur. Este país, tradicionalmente el sexto socio comercial de Irán, ha acabado plegándose ante la intensa presión estadounidense.

Pero en el caso de Turquía, ésta no parece estar siendo efectiva. “No tenemos intención de actuar como abogado de Irán”, declaró este martes el ministro de Comercio turco, Zafer Çaglayan, durante una visita a Washington. “Pero Turquía no puede quedarse indiferente a las oportunidades económicas que hay en Irán, y es natural que continuemos comerciando con los países vecinos”, aseguró.

El presidente de la Asociación de Bancos Turcos (TBB), Ersin Özince, fue más explícito: los norteamericanos “están hipersensibles” con Irán, declaró a la prensa turca.

Es lógico que Turquía quiera aumentar su negocio con Irán: importa anualmente bienes por valor de 8.000 millones pero sólo exporta unos 2.000 millones, según las cifras de Çaglayan. Pero sería extraño que a Turquía se le acusara de romper el consenso occidental en materia de sanciones: Desde hace años, el mayor socio comercial del país de los ayatolás es... la Unión Europea.

Entre enero y julio de 2010, los Veintisiete importaban de Irán bienes por valor de 6.700 millones de euros, un 15% más que en la primera mitad de 2009, y más que el volumen de exportaciones iraníes a China o Japón.

Quién exporta a Irán
(en millones de euros, 2009):

3.700  Alemania
2.000  Italia
2.000  Turquía
1.400  Francia
   550  Países Bajos
   440  España
   130  Estados Unidos

Alemania se llevaba la mayor parte del negocio, seguido por Italia y Francia; España quedaba en quinto lugar. Así consta en el registro oficial de Eurostat de noviembre. Irán importa sobre todo maquinaria y productos químicos y exporta carburantes.

Fue precisamente a finales de julio que Bruselas decidió implantar sanciones mucho más drásticas. Habrá que esperar a futuras ediciones de Eurostat para ver si el volumen de negocios ha caído drásticamente en la segunda mitad del año.

No necesariamente: Estados Unidos, que lleva mucho tiempo aplicando sanciones extremas a Irán, exportaba a este país entre enero y octubre de 2010 bienes por valor de 160 millones de dólares e importaba material por valor de 93 millones. El dato consta en las estadísticas oficiales del U.S. Census Bureau, sin comentarios. No es indicio de delito: de la prohibición de comerciar con Irán se excluyen algunos productos como los frutos secos, las alfombras y el caviar.

Leer más:
La guerra de las sanciones Reportaje de Topper [2008]