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Aranguena
Blanca L. Arangüena
[Estambul · Feb 2012]
Turquía reportaje 

La moda de Alá


Mustafa KaradumaLa moda islamista - pañuelo obligatorio, escote tapado y vestidos que no permiten adivinar las formas del cuerpo femenino - está viviendo un auge en Turquía gracias a las clases medias cercanas al gobierno, que promueve la religiosidad.

“Disculpe, ¿puede sacarnos una fotografía?”. Cuidadosamente arreglada una joven con velo se coloca entre dos de sus amigas que la aguardan practicando entre risas sus poses. El Bósforo está detrás y a pesar de su majestuosidad, la cámara parece preferir el colorido atuendo de las modelos. Maquilladas con esmero, las jóvenes sonríen mientras se atusan sus pañuelos, se colocan las bufandas y por último regalan una mirada desafiante al camarógrafo. Una mirada propia de la mejor pasarela de moda.

Esta estampa, muy común en el bullicioso barrio estambulita de Eminönü, apenas existía en Turquía hace dos décadas. Las mujeres veladas se veían muy poco por Estambul y seguramente no posarían con el desparpajo de estas tres jóvenes. Hasta hace relativamente poco, el velo estaba considerado con una prenda atrasada y rural, un estigma heredado de los primeros años de la República Turca. Hoy, el pañuelo ha pasado a ser un accesorio a la moda, cuidadosamente tejido y que la nueva burguesía islámica enarbola como bandera frente a las élites seculares.

El pañuelo es, además, la parte más visible de la industria de moda islámica que florece en Turquía animada por la bonanza económica que vive el país. El 'tesettür', o moda velada, mueve al año 96.000 millones de dólares en todo el mundo, según un estudio de la escuela de moda Esmod Dubai y gran parte de este pastel se lo lleva Turquía. El volumen de venta es de anual es de 3.000 millones de dólares al año, según el diario turco Milliyet.

Para las mujeres que visten a la occidental en este país de mayoría suní pero laico por la Constitución, la visibilidad de la moda islámica es un ataque directo a la libertad de expresión de la mujer. “En los años ochenta podía ir con minifalda en Fatih —el barrio más tradicional de Estambul— y ahora sería imposible” asegura Zeynep Oral, una conocida periodista turca. Pero para las jóvenes de la fotografía, el pañuelo es, aparte de un símbolo religioso, una fórmula para reforzar su feminidad. Modelos con ropa islamistaLa más joven, que viste un llamativo abrigo azul, a juego con su pañuelo y sus ojos, cuenta que el año pasado sus compañero de universidad la eligieron como “la chica más sexy del curso”.

Según los teólogos fundamentalistas, la mujer debe permanecer cubierta, ya que de no hacerlo, excitaría los deseos de los hombres, lo cual les arrastraría a éstos a cometer irresponsabilidades. ¿Pero cómo transformar esta premisa opresiva en un objeto de deseo y glamour como defiende la joven de la foto?

La profesora de marketing Güliz Gen explica que los publicistas del 'tesettür' juegan con la necesidad moral de cubrirse y el placer de hacerlo. “La feminidad de la mujer la obliga a cubrirse, y al hacerlo resalta su religiosidad, pero con ropa bella que la hace sentir tan bonita y sofisticada como las mujeres sin velo”, ilustra Gen.

La ropa islámica ha evolucionado desde los antiguos chaquetones oscuros y holgados a una variedad de formas y colores. Pintalabios, maquillajes, tacones y pantalones de campana están a la orden del día. Eso sí, imprescindible que nada dibuje la silueta y guerra abierta a las transparencias. Por lo que los pantalones se suelen acompañar de vestidos largos hasta la mitad del muslo, las faldas hasta los tobillos, y el pelo total o parcialmente cubierto, dependiendo el país.

Primera dama velada

Según la profesora turca Özlem Sandıkcı, el cambio llegó a raíz del 11-S. “Mientras los medios de comunicación mostraban imágenes de barbudos y mujeres veladas como símbolo de la militancia islámica, comenzó a ser necesario [para los modistos] presentar una imagen elegante, placentera y moderna”, explica. Así que los pañuelos se volvieron mas pequeños, los estampados más comunes y las ropas más coloridas. Era el inicio del boom del 'tesettür'.

Luego vino la subida al poder de los islamistas moderados en 2002, que contribuyó a dar visibilidad a una burguesía conservadora pero muy avant-garde en las prácticas de consumo. Modelos con ropa islamistaLa embajadora de esta nueva mujer islámica es la primera dama de Turquía, Hayrunnisa Gül. “Es la primera dama turca que lleva hiyab y aunque le pierde su gusto por los tacones altos, viste firmas turcas, lo que es muy importante para visibilizar nuestra industria”, asegur Murat Sarin, representante de la casa de alta costura Bala Couture, muy popular por sus vestidos de novia entre la 'jet set' turca.

Los estandartes de esta moda son firmas como Karali, Akel o Tekbir. Su cartera de clientes engloba países de los cinco contientes; desde Australia, pasando por Jordania, Azerbaiyán, Francia, Canadá o Estado Unidos.

“Somos un país islámico, por lo que entendemos las necesidades de las mujeres piadosas. Pero al mismo tiempo vivimos a caballo entre dos continentes y podemos mezclar influencias orientales y occidentales para que las ropas sean más atractivas sin perder su funcionalidad”, explica Ayla Melek, dependienta de una de las tiendas de la firma Armine, muy popular por coloridos chaquetones y la calidad de sus pañuelos.

Según Mustafa Karaduma, creador de la firma Tekbir y pionero del 'tesettür' turco, el secreto del éxito es “respetar la modestia que la religión impone para las mujeres pero evolucionar en cuanto a diseño y patrones”. Sus desfiles son los más esperados durante la Semana de la Moda Islámica en Estambul que este año celebra su cuarta edición y que ya cuenta con 140 firmas inscritas según sus organizadores.

Karaduma es el prototipo de empresario con éxito que la clase política turca busca como ejemplo. Llegó a Estambul con 12 años proveniente de una aldea de 150 personas en el centro de Anatolia. En seguida se puso a trabajar en un taller de costura. Desde lo más bajo fue ascendiendo; planchaba, cosía, hacía patrones. Tras 9 años abrió su propia tienda de confección y cuatro años más tarde, en 1982, creó Tekbir. Tenía 25 años.

Mustafa Karaduma

Ahora con 55 años, 92 tiendas en todo el mundo y 30 millones de dólares de facturación en 2010, puede permitirse enviar a sus hijos a estudiar a Inglaterra donde se codean con los vástagos de Abdullah Gül, presidente de Turquía. Sus diseños, acorde con la moral que promueve el actual gobierno turco, y sus buenas relaciones con la cúpula dirigente, le protegen incluso de la cárcel.

Y es que Mustafa Karaduma, conocido también como 'El costurero de Alá', tiene tres mujeres y un número de hijos tan alto, imaginamos, que no quiere decirlo. “Cada una tiene su casa. Yo solo sigo las normas del islam que permite a un hombre tener hasta cuatro mujeres” asegura a MediterráneoSur. Sin embargo, la poligamia es ilegal en Turquía, penada con hasta cinco años de prisión, por lo que los maridos polígamos suelen registrar sólo un matrimonio, mientras que para los demás se celebra únicamente una ceremonia religiosa, sin valor legal.

Los desfiles de Tekbir personifican, además, esta nueva sociedad que la burguesía conservadora turca promueve. Hay entradas y filas de asientos diferentes para hombres y mujeres, y las modelos son contratadas entre las agencias turcas para evitar “que las mujeres piadosas se luzcan”, explica Karaduma.

El primer desfile lo realizó en el salón de un hotel en 1982, y contó con la bendición del hoy primer ministro Recep Tayyip Erdogan, entonces alcalde de Estambul. Desde entonces no ha parado de crecer, sobre todo desde la subida al poder del partido islamista moderado, el AKP. El mensaje de este partido, que promueve un cambio en el secularismo turco, más cercano al anglosajón que al actual modelo francés, supuso un impulso para Tekbir.

“El gobierno está haciendo la mayor inversión para la juventud. Estamos trabajando para crear una nueva juventud, educada e informada. Una juventud moderna y piadosa, que defienda su lengua y su religión”, aseguró Erdogan en febrero durante una convención de las juventudes de su partido. Más islam que significa más segregación de sexos, más recato para mujeres y en definitiva, más tesettür. Por eso, Taner Balkan, responsable de la Semana de la Moda Islámica, no duda en asegurar que “Estambul está en camino de convertirse en el Milán de la moda islámica”.