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Aranguena Topper
Blanca Arangüena / Ilya U. Topper
[Estambul · May 2011]
Turquía  reportaje 

El autobús de de los besos


Una pareja se besa en EstambulLa actictud cariñosa de las parejas no es tabú en los barrios liberales de Estambul... pero sí en el transporte público, donde el reproche de un chófer ha reavivado el temor a una islamización de Turquía fomentada por el partido en el gobierno.

"¡Este no es un autobús para tener sexo!" les espetó el chofer a Onat Bas y a su novia antes obligarlos a descender del vehículo que conducía, el autobús 25-T, la línea que conecta la céntrica plaza Taksim de Estambul con las universidades del norte. “En mi autobús mando yo. Ustedes se bajan”.

El comportamiento ‘obsceno’ de la joven parejita se reducía a tomarse de la mano y abrazarse mientras esperaban en el asiento de detrás del conductor a que éste acabara su cigarro y arrancara. Nadie movió un dedo por la pareja salvo otro joven, Gökçen Koç. “Este autobús no es suyo ni es de Recep Tayyip Erdogan —el primer ministro— sino del público”, le replicó. Frase que le costó un puñetazo de otro pasajero. El chófer le obligó a bajarse también del bus pero antes de que este arrancara tomó una fotografía del vehículo.

"Un conductor es un funcionario público, no un policía de la moral. Esto ha ocurrido en la zona más cosmopolita de la ciudad más abierta de Turquía" cuenta con rabia Gökçen Koç, de 28 años, el único pasajero que decidió salir en la defensa de la pareja. Mientras toma un café en una terraza frente a la plaza de Taksim —donde ocurrieron los hechos, el 17 de abril— explica que decidió escribir la historia en Eksi Sözlük (‘diccionario agrio’), un popular foro de internet, ante la pasividad de los policías que lo atendieron.

Fue una bomba. Una semana más tarde, la frase “el autobús del sexo” corre por twitter, ha hecho nacer tres grupos de Facebook —uno a favor de la parejita, con más de 10.000 afiliados, identificado con la matrícula del vehículo: 34 TN 1992 25T, y dos a favor del conductor, con un total de 105—, y ha ocupado portadas de varios diarios y cuatro minutos de entrevista en la cadena CNN Türk.

"El Gobierno y las municipalidades están recortando poco a poco la libertad a la gente; otra medida reciente es subir la edad legal de consumo de alcohol de los 18 a los 24 años" razona Koç, como ejemplo de que la sociedad turca se está tornándose más conservadora bajo el gobierno islamista moderado del AKP.

La prensa reporta cada semana algún incidente relacionado con el conservadurismo turco. Autobús en TaksimEl mes pasado la hija del primer ministro denunció una obra de teatro porque uno de los actores le guiñó un ojo durante la representación. "Los jóvenes queremos vivir en una sociedad moderna, donde nos dejen ser libres. Con este Gobierno no vamos a conseguirlo", opina Fulya Sener, profesora de inglés que también reside en Estambul.

No es la primera vez que una pareja es insultada por un conductor del transporte público en Turquía. En 2009, la columnista Ece Temelkuran denunció la agresión a una pareja que se besaba en un autobús urbano de Estambul. Ese mismo año una joven fue vejada por un chofer simplemente por llevar el pelo demasiado corto. Koç cree que desde que el hoy primer ministro Erdogan se convirtió en alcalde de Estambul en 1994, la ciudad ha estado en manos de un club conservador... y que el personal de las empresas municipales es afín.

La respuesta llegó el fin de semana siguiente al incidente. Unas veinte parejas se subieron a un bus de la misma línea para besarse durante el trayecto entre dos paradas y acabando con aplausos. "Fue una protesta muy bonita, muy civilizada, contra unas personas incivilizadas" reflexiona Koç, aunque añade que “todo eso surgió espontáneamente, yo ya no tenía nada que ver.” El vídeo circula por Youtube.

“Si sé lo de la besada, voy y participo”, asegura Ebru Akar, profesora de 28 años. Ella nunca ha tenido problemas por besarse en la calle “con cualquier amante, o incluso con un desconocido, cosa que me ha ocurrido y nadie me ha mirado mal pero es que sé en qué barrio puedo hacerlo. En otros te arriesgas a que te den una paliza. Habría que trazar un mapa de ‘zonas de besada libre...”, sugiere. “Y hay ciudades, como Konya —feudo conservador— donde no te puedes besar ni con tu marido”.

"Claro que estas reglas no son las mismas para los extranjeros" explica Fatmagül Matur, una informática que trabaja en el aeropuerto de Estambul. "Si una pareja de extranjeros se besa en público se les excusa por no ser musulmanes. La sociedad turca es mucho más estricta con los suyos".

Bas, el joven de 20 años que provocó todo este escándalo es muy consciente de ello, por eso es reacio a hablar con la prensa. Al contrario que Koç no ha acudido a ningún programa de televisión y pide que no se identifique su universidad por posibles reprimendas. "Ahora mi nombre está en todas partes, estoy empezando a hacer entrevistas de trabajo y me van a rechazar por esto", explica por teléfono entre clase y clase. "Nunca me han mirado mal por besarme en la calle con cualquier amante, pero sé en qué barrio puedo hacerlo" "Mi novia no quiere hablar con la prensa y yo quiero olvidarlo. Nos insultaron sin motivo, pero no queremos más publicidad", se despide.

Gökce Koç puso una queja a la empresa municipal de autobuses, cuyos responsables “han sido muy amables y me han asegurado que me informarán de la investigación interna”, asegura, aun visiblemente emocionado cuando recuerda los hechos. “Yo defiendo una Turquía moderna, pero también habría intervenido si hubiesen agredido a una chica por llevar velo. Lo que más me entristece es que nadie más en el autobús reaccionó. Pero es algo que atañe a todos, no una pelea personal”. De momento, el ‘autobús del sexo’ no conduce más y su chofer está suspendido mientras se investigan los hechos.

Pero el bando conservador no se ha quedado callado tampoco. Y utiliza artillería pesada: entre los comentarios de una página de Facebook contraria a la parejita se puede leer “Deje a los conductores de la IETT —la empresa municipal de transporte— hacer su trabajo. No les obligue a conducir bajo el ruido de los besos”. Al lado, una foto llamativa: un autobús que se acaba de estrellar contra un árbol.

A principios de mayo, el diario turco Hürriyet relató que en las webs utilizadas por los estudiantes de teología —matriculadas en las llamadas ‘Escuelas Imam Hatip’, una especie de seminarios para predicadores— circulan propuestas de una contramanifestación: Calle Istiklal, de nocherecorrer un trayecto similar al de la besada pública pero ataviado con los gorritos blancos de los religiosos y acabar rezando en una mezquita. O traer agua del pozo Zemzem de La Meca y salpicar el bus ‘profanado’ por los besos...

Pese a la respuesta positiva de la empresa municipal de transportes circulan muchos rumores sobre una supuesta campaña de la Alcaldía contra la “inmoralidad”. Lo último: varios dueños de bares y cafés alrededor de la céntrica avenida Istiklal —corazón del Estambul liberal, donde se consume alcohol y nadie se molesta por los besos en público— han denunciado al diario Hürriyet que la policía les ha obligado a retirar los asientos dobles, supuestamente para dificultar que las parejitas se sientan demasiado juntas. Las autoridades municipales aseguran que se trata meramente de reemplazar “mobiliario desgastado”.

Pero hay un ámbito en el que está aparentemente prohibido sentarse juntos. Pese a que Turquía es un país laico, los autobuses interurbanos observan cierta segregación por sexos, algo que no ocurre en países musulmanes como Siria o Marruecos. Ninguna de las compañías privadas que se encargan del largo recorrido permiten que dos personas de sexo opuesto se sientan juntas, si no han comprado el billete juntos.

 “Una vez en un viaje largo le dije a un chico que se sentara a mi lado, había un sitio libre. El conductor se lo prohibió”, recuerda Akar. “En otra ocasión, una amiga trabó amistad con otro pasajero durante el descanso y le invitó a sentarse con ella después. Los demás pasajeros lo impidieron. “Es una ley no escrita. Y todo el mundo quiere dárselas de más religioso y más moral que los demás”. Pero ella seguirá regalando besos, promete.