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Topper
Daniel Iriarte / Ilya U. Topper
[Estambul · Jun 2011]
Siria  reportaje 

La oposición siria prepara el día después


Protesta contra el régimen sirio; EstambulLa ciudad turca de Antalya acogió a primeros de junio a 200 activistas sirios exiliados de diversa índole, unidos sólo en su rechazo al régimen de Bashar Asad.

“Asad debe dimitir. Rechazamos toda negocación con él”. Así resume Fevzi Zakiroglu, activista sirio exiliado, la conclusión principal de la 'Conferencia por el cambio' que reunió a dos centenares de intelectuales y empresarios sirios en la ciudad turca de Antalya durante los primeros días de junio.

De nada sirvió la amnistía que el régimen sirio había proclamado el 31 de mayo, el mismo día que arrancó la conferencia. “Llega muy tarde. Habría sido un paso excelente hace dos o tres meses, ahora no”, opina Zakiroglu, durante una conversación telefónica desde Antalya. “Aquí nadie habla de ella. Además, aún no sabemos a quiénes va a cubrir, si realmente a todos, si habrá excepciones... A los sirios exiliados del país les han dado tres meses para pedir permiso para volver”.

Pero está claro que nadie se fía. El manifiesto firmado por los participantes al final de la reunión es nítido y prevé toda una 'hoja de ruta' para el futuro del país:

“Esta conferencia, reunida en la ciudad de Antalya del 31 de mayo al 3 de junio, adherida a la revolución siria para salvar Siria de la tiranía (...) pide al presidente Bashar Asad que renuncie de inmediato a todos sus cargos y traspase el poder de forma temporal a uno de sus vicepresidentes, acorde a las normas constitucionales. A continuación se elegirá un Consejo de Transición que elaborará una nueva Constitución y en ésta se basarán las elecciones parlamentarias y presidenciales, libres y limpias, que han de celebrarse en un plazo no mayor de un año, contando desde la renuncia de Asad”.

“Esperamos desde luego que Asad acabe en La Haya. Protesta contra el régimen sirioEl Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha pedido permiso para investigar los incidentes de Deraa (donde murieron varios adolescentes); Siria no lo ha dado pero esperamos que la conclusión del Consejo sea que Asad deberá comparecer ante el Tribunal Internacional”, declara Zakiroglu a M'Sur.

El rechazo a Asad y la adhesión a una “revolución pacífica, patriota, que mantenga la unidad del territorio y rechace toda intervención militar extranjera” son los elementos comunes de la Conferencia de Antalya. “Un programa de mínimos: lo que necesitamos es mostrar unidad frente a las masacres”, resumía Zakiroglu, al enumerar los muy diversos elementos reunidos en la cita: está Mamoun Homsi, ex diputado sirio, Radwan Ziyadeh, un académico cortejado por Harvard y otras instituciones norteamericanas, director del Damascus Center for Human Rights Studies, hay delegados de los Hermanos Musulmanes, representantes de partidos kurdos...

También ha acudido Jean Antar, de la Liga Cristiana Asiria, que desmiente con su presencia una de las bazas del régimen sirio: que sólo la familia Asad, que pertenece a la minoría alawí, puede proteger la diversidad del país. “Más y más gente se está dando cuenta de que el régimen está enfrentando a unas minorías contra otras para que le ayuden a sobrevivir”, aseguró Antar a la prensa.

Sin embargo, “los movimientos kurdos más importantes consideran que Turquía, por su política respecto a los kurdos, no está legitimada para acoger una conferencia de este tipo y no han acudido”, aclara Onur Bayramoglu, analista del centro turco GPOT. Prácticamente todos los participantes son exiliados. “Tal vez hayan venido algunos de Siria, pero será muy difícil volver al país después de haber estado en la conferencia”, juzga Zakiroglu.

Este activista ―nacido en Alepo en 1964 como Fawaz Zakri, antes de estudiar en Turquía, adaptar su nombre al turco y ocuparse de las relaciones internacionales de la asociación islamista universitaria Bura en Estambul―Noria en Hama, Siria pertenece a la Declaración de Damasco, fundada en 2005 por un grupo de intelectuales sirios ―de los que doce acabaron en la cárcel ― y que pidió una “reforma pacífica y gradual” del “régimen autoritario y totalitario”. Uno de los firmantes, el hombre de negocios y antiguo parlamentario Riad Seif, volvió a ser arrestado por la policía siria el pasado 6 de mayo.

La Declaración unía a sirios de diversas ideologías tanto representantes de dos partidos kurdos como islamistas; el texto que firmaron hizo hincapié en el islam como “religión de la mayoría”. El manifiesto de Antalya, en cambio, no menciona la religión; se limita a recordar que “el pueblo sirio se compone de diversas comunidades: árabes, kurdos, caldeo-asirios, siriacos, turkmenos, circasianos, armenios y similares” y pide derechos iguales para todos en el marco de una Siria “democrática que respete los derechos humanos y la libertad de expresión”.

Aún así, muy pronto hubo voces que denunciaron la reunión de los activistas exiliados como un trampolín para los Hermanos Musulmanes, irremediablemente enemistados con el régimen sirio, desde que Hafez Asad, el padre del actual presidente, ahogó en sangre su rebelión armada en la ciudad de Hama, en 1982. Desde entonces, los 'hermanos' sólo pueden trabajar en el exilio, pero están bien conectadas con las organizaciones islámicas turcas, como Mazlumder, que acogió en abril una conferencia del movimiento sirio religioso.

Empresarios contra Asad

Quienes financian las habitaciones de hotel Özkaymak Falez ―de cinco estrellas ― en la bonita ciudad costera de Antalya, famosa por sus playas y sus clubes nocturnos, no son religiosos ni políticos sino tres familias de empresarios sirios. Una, la de los hermanos Ali y Wasim Sanqar, poseía el lucrativo concesionario de Mercedes en Damasco, pero abandonó el país después de que el empresario Rami Makhlouf ―primo de Bashar Asad y tan ubicuo en la economía siria que según las malas lenguas, su nombre es el único que aparece en las Páginas Amarillas― hizo cambiar en 2004 la legislación para quedarse con el negocio.

Ahora, los hermanos Sanqar hacen causa común con Ghassan Abud, dueño de la cadena Orient TV, que tuvo que cerrar sus estudios en Damasco después de un intento de Makhlouf de comprar la emisora y que emite ahora desde los Emiratos Árabes. En la parilla: dramas de amor ligeros donde las protagonistas visten cualquier cosa menos un pañuelo islamista. El tercer patrón es Ammar Qurabi, residente en Egipto y dirigente de una 'Organización Nacional de Derechos Humanos'. Aunque poco conocido figura en los organismos de la Liga Árabe como experto en derechos cívicos.

Turquía cambia de rumbo

“Erdogan está cortando los lazos con Asad, al igual que hizo con Gadafi. La política exterior turca es realista: si una relación no es beneficiosa, se cambia. La antigua postura turca frente a Siria ―según la que Asad no era un dictador como Gadafi― ya no funciona. Pero Turquía quisiera jugar un papel, al igual que el que tuvo en la reconciliación de Hamás y Fatah, ahora quiere conseguir una oposición unificada”, opina Onur Bayramoglu, del GPOT.

“Turquía aparece como un buen lugar para una conferencia de la oposición, porque es un modelo para los países árabes, pero Ankara no apoya la iniciativa, ni tampoco se ha opuesto a ella. No se involucra mucho, porque no sabe a dónde llevará, prefiere observar con cautela. Hace otros gestos, como enviar al jefe de los servicios secretos a Damasco para pedir cambios democráticos”, concluye.

Acabada la conferencia, una comisión de 31 personas seguirá trabajando en esta línea. Su composición reflejará la heterodoxa asistencia del congreso: en ella se codearán cuatro miembros de la Declaración de Damasco, cuatro 'hermanos', cuatro kurdos, cuatro representantes de la juventud, tres representantes de las organizaciones de mujeres, tres alawíes, un druso, un cristiano y siete independientes.

La inclusión de los miembros alawíes es fundamental para contrarrestar el temor de que aquí se trate de una lucha de la ortodoxia musulmana contra la minoría alawí, una rama religiosa con tintes místicos que no da valor a los dogmas y las prohibiciones del islam y la que pertenece la familia Asad. En todo caso, los delegados de la comisión “no representarán a nadie en concreto, sólo ayudarán a la revolución siria”, asegura Zakiroglu. “El éxito principal ha sido unir en este objetivo a socialistas, comunistas, hermanos musulmanes...” en un rechazo común hacia el régimen.

Pero no están todos los que son. Ribal Asad, que preside la Organización por la Democracia y el Cambio, con base en Londres, ha dicho que la conferencia “es un frente para el extremismo islámico”. Ribal es hijo de Rifat Asad, tío del presidente Bashar, que en 1982 dirigió la masacre de los islamistas en Hama y que posteriormente cayó en desgracia al intentar dar un golpe de estado contra su hermano Hafez Asad. “Puedo asegurarle que ninguna de estas personas representa a la oposición siria”, declaró a la prensa británica. Y Walid Saffour, dirigente del 'Comité Sirio de Derechos Humanos' con base en Londres, declina opinar sobre la conferencia “por falta de información”.

El periodista Louay Hussein, ya acosado por la policía siria en marzo, aseguró al diario turco Zaman que la conferencia podría servir al régimen sirio para retratar toda la oposición como dirigida por potencias extranjeras.

Onur Bayramoglu recuerda que Abdul Halim Khaddam, vicepresidente de Siria durante 21 años, en 2000 incluso brevemente presidente interino, exiliado en París desde 2005, “ha acusado a la conferencia de servir a los intereses de los sionistas, ya que algunos de los participantes vienen desde Washington y hay quien ha pedido una intervención israelí”. “Sí: dos o tres personas, nadie más. El 99% rechazamos una intervención extranjera”, responde Zakiroglu. El manifiesto final lo deja claro, sin ambages.En esto parece haber unanimidad: ni Asad ni la OTAN.

Entrevista con...
Riad Shiqfi:  «No queremos injerencias extranjeras»
Dirigente de los Hermanos Musulmanes sirios

Riad Shiqfi

“No queremos que nadie se inmiscuya en lo que ocurre en Siria. El pueblo sirio tiene capacidad de resolver sus asuntos por si solo; no queremos injerencias extranjeras”. Así de tajante es Riad Shiqfi, secretario general de los Hermanos Musulmanes sirios, exiliado desde 1980.

Shiqfi, que asegura vivir “de forma itinerante, aunque habitualmente en Yemen”, visitó Estambul el 1 de abril junto a Mohamed Faruq Taifur, otro miembro de la organización islamista, prohibida en Siria desde 1963 y perseguido desde la masacre de Hama en 1982. La visita no incluía contacto alguno con las autoridades turcas, aclaró.

“Nadie puede abrir la boca en Siria. Yo ni siquiera puedo llamar por teléfono a mis familiares: si lo hiciera encarcelarían a quienes hablen conmigo”, asegura Shiqfi. Insinúa que ya es tarde para que Bashar Asad emprenda reformas. “El pueblo esperaba que saliera a hablar personalmente, pero cuando lo hizo el miércoles ¡ojalá se hubiera callado! No dijo nada que tuviera que ver con su política”.

¿Debe dimitir Asad? “No tenemos ningún problema con Asad personalmente sino con el sistema dictatorial. Si realmente hay reformas, si convoca elecciones libres, se presenta y gana, lo aceptaremos perfectamente”. Otra cosa es que eso sea verosímil. “Desde 2005 dice que quiere emprender reformas, pero que necesita tiempo... Antes se decía en Siria que Bashar Asad quería reformar el país pero que su entorno no se lo permitía; ahora vemos que es al revés. Este régimen no tiene ni voluntad ni capacidad de hacer reformas”.

Ilya U. Topper [Publicado en El Mundo. 2 Abr 2011]