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Aranguena
Blanca Arangüena
[Estambul · Jun 2011]
Turquía  entrevista Zeynep Oral |  Periodista y feminista «Los hombres necesitan un terremoto para unirse»

Zeynep Oral Zeynep Oral, periodista turca ganadora del premio Dialogo por la libertad de prensa 2011, y una de las feministas más veteranas de Turquía, teme que la censura religiosa esté sofocando las libertades de las mujeres.

Es una mujer madura, pausada. A sus 60 y pico no ha perdido el brillo dorado de sus cabellos que se mesa con coquetería a medida que habla. Pero la que nos recibe como una alegre abuela, en su impresionante terraza con vistas al Bósforo, es en realidad una de las mujeres que más han azuzado la opinión pública turca contra las acciones de los poderosos. Cuarenta años luchando con tinta que le han traído reconocimientos como el de Madre de la Paz 2001 de la UNESCO y recientemente el premio del Instituto Internacional de la Prensa (IPI).

La IPI ha reconocido la labor de la organización Winpeace —Iniciativa de mujeres por la paz— que Oral creo en 1996 junto con Margarita Papandreu, la esposa del entonces recien retirado primer ministro de Grecia, Andreas Papandreou, y madre del actual mandatario, Yorgos Papandreou. Fueron las primeras en abrir una vía de dialogo tras la crisis de las Islas Imia (Kardak) que casi llevaron a Turquía y Grecia a una confrontación bélica por la soberanía en las aguas del Egeo.

Zeynep Oral es autora de varios libros de ensayo, como Ser Mujer, sobre la situación de las mujeres en el mundo, o biografías como Una voz, dedicada a feministas bajo la represión militar turca, pero también escribe narrativa y relatos cortos. «Para las mujeres es más sencillo reunirse; es la solidaridad de quien ha vivido siempre segregada»Asegura que sus valores siguen siendo los mismo que defendía cuando regresó a su Turquía natal después de acabar sus estudios en el París de 68. Sin embargo afirma, que la dignidad humana, la igualdad de la mujer o la libertad de expresión son valores amenazado en la Turquía actual. Quizás más que nunca.

Felicidades por el premio. Es usted la primera persona en recibir este galardón.
Gracias. Me siento muy honrada. Este premio es el reconocimiento del trabajo de mucha gente y me hace muy feliz recibirlo.

¿Cómo se lanzó a fundar la iniciativa Winpeace, precisamente con el país vecino y enemigo?
Las relaciones entre Grecia y Turquía estaban muy deterioradas en ese momento. Por eso cuando Margarita Papandreou, con quien ya había trabajado en varias iniciativas, me llamó para proponerme hacer algo para acercar a nuestros países no lo dudé. Sabíamos que llegábamos tarde, pero queríamos rebajar la tensión que existían entre Turquía y Grecia. Así que contactamos con ONGs y organizaciones feministas en nuestros respectivos países y empezamos a reunirnos. Así nació Winpeace. El inicio no fue fácil, tuvimos que reeducarnos, controlar nuestros sentimientos y formas de expresarnos. Había mucho odio en el lenguaje. Pero demostramos que éramos capaces de entendernos.

Después de entenderse, ¿qué acciones llevaron a cabo?Zeynep Oral
Nuestro objetivo no era cambiar la política de los países. Eramos conscientes de que no podíamos decidir, por ejemplo, donde está la frontera en el mar Egeo. Pero sí nos sabíamos capaces de convencer a la opinión pública de que la violencia no es la solución.

¿Los gobiernos turcos y griegos tardaron más en darse cuenta?
Porque los gobiernos están regidos por hombres, todavía. Creo que en las mujeres está enraizado este sentimiento de escapar de la violencia. Con Winpeace demostramos que para las mujeres es más sencillo buscar un punto de unión para reunirnos. Es la solidaridad de quien ha vivido siempre segregada. Los hombres sin embargo necesitan un terremoto para unirse [se refiere al de Izmit en 1999, en el que murieron 17.000 personas y en el que trabajaban juntos equipos de rescate turcos y griegos].

IPI está premiando la labor de muchos periodistas turcos. El año pasado Nedim Sener ―actualmente en prisión―, este año usted. ¿Es un modo de denunciar la situación de los periodistas en el país?
Es posible. La prensa en Turquía nunca ha estado bajo tanta presión como ahora. Tenemos 67 periodistas en prisión, cientos de casos abiertos a miembros de la prensa, profesionales obligados a abandonar sus puestos de trabajo por lo que han escrito. Hace unos meses la policía confiscó un libro que ni siquiera había sido publicado. Por supuesto todos leímos El ejército del imam [del periodista Ahmet Sik, un manuscrito que investiga la infiltración del movimiento 'fethulaci', una especie de Opus Dei islamico, en las instituciones del Estado] y no había nada en él que no se supiera. El único mensaje de las autoridades al requisar el manuscrito fue: "Se hará lo que yo ordene, no quiero oposición".

Turquía ha bloqueado el acceso a miles de webs y a partir de septiembre se impondrán unos 'filtros' de acceso a la red. ¿Aparte de los medios de comunicación, la censura llega a otros campos en Turquía?
Por supuesto. La censura llega hasta límites tan absurdos como pixelar los cigarros en las películas [en Turquía existe la ley antitabaco desde 2010] . Sin embargo no se censuran las armas, los disparos, la guerra. En los últimos meses, por ejemplo, he escrito una columna semanal sobre la demolición del monumento de Kars. La estatua, se construyó como símbolo de la amistad entre el pueblo turco y armenio, se ha ido destruyendo pedazo a pedazo por que el primer ministro dijo que era "abominable" y que "no quería verla ahí cuando volviera". Se parece a los talibanes, es una vergüenza. «Nunca hemos sido tan hipócritas como ahora, y lo peor es que nos estamos acostumbrando» Nunca habíamos sido tan hipócritas y lo peor, nos estamos acostumbrando sin darnos cuenta.

Usted lleva escribiendo 40 años, por lo que habrá vivido de primera mano los tres últimos golpes de estado. ¿De verdad cree que la situación nunca ha estado peor que ahora?
Es diferente, ahora es más peligroso. En los golpes de estado, la gente sabía contra lo que luchar: los militares. Ahora la gente no lo sabe y los periodistas estamos presionados para no hacer nuestro trabajo correctamente: denunciar.

Usted empezó como periodista de cultura. ¿Se puede denunciar desde esa tribuna?
Sí pero no del todo. Yo en principio quería hacer teatro, pero mis padres no estaban muy contento con la idea, así que entré en el colegio de Periodismo también. Cuando empecé a trabajar en un diario turco, supuse que solo iba a escribir sobre cultura. Pero una vez dentro te das cuenta que las cosas no pasan así en un diario. No puedes escoger y menos yo, que por mi educación tenía la suerte de hablar tres idiomas. Así que empecé a salir a la calle y comencé a darme cuenta de la importancia de contar la vida. Yo era muy idealista, con unos principios muy fuertes y era 1968 y el mundo estaba cambiando y me sentía con una misión cambiar mi país. Así que utilicé los periódicos.

¿Cuáles eran esos principios?
Los valores que hacen de una persona y ser humano. Zeynep OralRespeto a la vida de las personas. Los derechos de los trabajadores a una vida justa y digna.

¿Y los derechos de la mujer? su labor en este campo le ha valido en reconocimiento de la UNESCO. ¿por qué no los nombra?
Porque antes de mi maternidad no estaba demasiado interesada en asuntos de mujeres, sino en los derechos humanos. Pero en los años 70 nacieron mis dos hijos. Yo tenía a mi madre en Estambul y alguien que cuidara de la casa, por lo que podía trabajar. Pero comencé a preguntarme qué hacían el resto de las madres que querían trabajar. Empecé por ir a las grandes compañías y preguntar por el número de mujeres que trabajaban ahí. Siempre rondaba los 90. Entonces miré la ley y averigüé que obligaba a las empresas a tener una guardería si el número de trabajadoras excedía las 100. Ese fue mi primer reportaje en asuntos de igualdad de sexos.

¿Pero usted era periodista, trabajaba en un mundo de hombres, cómo es que no se dio cuenta antes?
Para mi hombres y mujeres eran iguales. No había diferencia. Pero en 1985 fui invitada por la ONU a una conferencia sobre mujeres en Nairobi (Kenia). Esa conferencia sacudió mis cimientos.No sabía hasta ese momento que el mundo sangraba de esa manera. Las mujeres en todo el mundo estaban tan explotadas, tan infravaloradas. Me abrió los ojos. Así que cuando volví de Nairobí le dije a mi editor: "Tengo un montón de información, muchísimo material, hagamos una serie sobre esto". El me sugirió que preparara una presentación para el día siguiente y lo hice. Cuando llegué a la sala de reuniones del periódico me dí cuenta, por primera vez, que yo era la única mujer en la sala y que un grupo de hombres iban a decidir sobre mi serie de mujeres. Al final de mi presentación el redactor jefe dijo: “Señora Oral, las fotos son preciosas y sus sinopsis brillantes, pero creo que este asunto no interesa a nuestros lectores. Lo mejor es que escriba dos o tres artículos sobre Africa” . Hice sus artículos sobre Africa y con el resto escribí el libro Kadin Olmak ('Ser mujer').

¿Cómo es ser mujer en Turquía del siglo XXI ?
Nos están usando. El movimiento feminista es muy fuerte en Turquía, nos costó mucho llegar a donde estamos y ahora el gobierno del AKP, con sus palabras y actos, lo está minando. Por ejemplo hace unos meses una asesora del gobierno defendió la poligamia.

¿No cree que puede ser una gota en el océano?
Pero es que una gota puede ser peligrosa. En los últimos años siento como la segregación de las mujeres en Turquía está aumentando y eso me entristece ya que hemos trabajado muy duro contra esto, durante 30 años. Y ahora parece que la batalla la estamos perdiendo. «Hace 30 años, las feministas salíamos a la calle para exigir la dimisión de un juez,
y tuvo que dimitir»

¿Puede darme un ejemplo?
Hace 30 años, si un primer ministro o cualquier ministro en una conferencia con las representantes de las asociaciones de mujeres dijera "No creo en la igualdad de hombres y mujeres", la reacción hubiera sido fulminante y la persona que pronunciara esa frase habría tenido que pedir perdón. Fue esto lo que lo hizo nuestro primer ministro durante las reuniones preelectorales con las organizaciones feministas, y cuando sonaron algunas voces críticas fue suficiente con puntualizar que sí creía en la igualdad "pero de oportunidades" entre ambos sexos.

(Tras un silencio añade:)
Se me ocurre otro ejemplo más personal, hace 30 años en un juicio, una mujer que quería divorciarse de su marido por que la maltrataba. El juez usó un terrible proverbio turco que dice que "la mujer debe siempre tener un palo en su espalda y un bebé en su estómago" para decirle a la mujer que esas peleas era normales en un matrimonio y que debían hacer las paces. Al día siguiente, las organizaciones feministas salimos a la calle para exigir la dimisión del juez, que tuvo que dimitir. Hoy en día, las élites de mi país son cada vez más religiosas. No estoy segura de lo que hubiera pasado. No estoy hablando de islamofobia aquí. Para mi, cualquier religión organizada es contraria a la mujer.