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La ministra de Exteriores, que acaba de firmar un convenio europeo para combatir la violencia contra la mujer esboza las posturas de España frente a las crisis en Siria y la próxima Flotilla de Gaza.Tiene 20 minutos precisos para la prensa española en Estambul. Trinidad Jiménez (Málaga, 1962), ministra de Exteriores de España desde 2010, busca un hueco entre las reuniones en el Palacio de Ciragan a orillas del Bósforo, donde se ha congregado el Consejo de Europa: los responsables de Exteriores de los 47 países que componen la más antigua de las instituciones europeas. El acto fundamental en la agenda: la firma del Convenio para combatir y prevenir la violencia contra las mujeres.
Trinidad Jiménez aparece en la cafetería del hotel Ciragan, pide un agua con gas e invita a los periodistas a sentarse cerca; su equipo se aparta hacia la mesa de al lado. La entrevista se realiza conjuntamente por los corresponsales de Efe (Andrés Mourenza), La Vanguardia (Ricardo Ginés) y El Mundo (Ilya U. Topper).
¿Ha sido difícil llegar hasta la firma del Convenio?
El Convenio se llevó negociando casi durante año y medio. Una tarea muy interesante y muy tensa. Al concurrir tantos países, cada uno ha tenido que decir cuáles son los elementos que le gustaría aprobar y cuáles son sus límites. España ha jugado un papel importante porque es durante la presidencia española de la Unión Europea cuando más se intensificaron las negociaciones; parte del Convenio está inspirado en la ley española contra la violencia de género, sobre todo en los capítulos de prevención y educación. Creo que es una enorme satisfacción para España.
¿Qué cambia ahora en el panorama legal?
Hoy ha sido la firma del convenio, y no la ratificación, por lo que aún no ha entrado en vigor con sus posibilidades jurídicas, pero el que haya habido una firma simbólica me parece extraordinario. Significa que tendremos un instrumento jurídico muy avanzado para luchar contra la violencia de género. 
Pone de manifiesto el interés de los Estados y la importancia que se le da a esta lucha.
De forma concreta ¿cuáles son las medidas?
Una vez que se haya ratificado, los países miembros deben cambiar sus legislaciones nacionales para incorporar por un lado el delito de la violencia de género en sus códigos penales y por otro lado adaptar su legislación a aquellas medidas de la prevención que tienen que ver con la educación. Requiere cambios legales tanto en el plano educativo como en el legal y en el procesal.
¿Cuántos países lo han firmado?
Ministros firmando hoy éramos 20; yo era la número 20. Una convención lleva un proceso... pero sí, esperamos que lo firme la inmensa mayoría.
La Convención Europea de los Derechos Humanos, firmada por todos los países del Consejo de Europa, no siempre se cumple. Esta Convención ¿corre peligro de que le ocurra lo mismo?
Francamente, no soy de su opinión. El hecho de que haya una Convención europea en materia de derechos humanos es una extraordinaria garantía para que haya una protección efectiva. Y no hay que olvidar que existe un Tribunal de Derechos Humanos que juega un extraordinario papel. El que algunos países no cumplan con lo acordado no significa que sea irrelevante la existencia de la Convención. Imagínese qué pasaría si no existiera.
En Turquía, las leyes al respecto no son inadecuadas, pero dicen las asociaciones de mujeres que hace falta más un cambio en la mentalidad que uno jurídico.
Claro, sabemos que los cambios legislativos van más rápido que los cambios sociales. Pero trabajando en el ámbito legislativo y el penal se pueden provocar cambios culturales y sociales. Pasó lo mismo en nuestro país: tuvimos una legislación enormemente avanzada que se aprobó ahora hace casi ocho años, y sin embargo, todavía se produce violencia contra las mujeres. Pero se está avanzando, se está creando una conciencia social de rechazo hacia la violencia contra las mujeres.
¿Hay algún otro acuerdo al que se ha llegado en la reunión del Consejo de Europa?
No. Pero hemos tenido reuniones bilaterales... Y ayer, Javier Solana y Emma Bonino presentaron un interesante informe, ‘Living together’ [Viviendo juntos], que analiza la situación de nuestra sociedad en Europa y cómo podemos lograr un adecuado equilibrio entre el respeto a la identidad propia de cada uno y la diversidad. Nos permitirá analizar cuál es el modelo de convivencia que queremos para la Europa del futuro.
Vayamos a otro tipo de violencia: tras las sanciones de la Unión Europea contra 13 altos cargos de Siria ¿ya está hecho todo lo que se pudo hacer? ¿O se barajan más medidas de presión?
La Unión Europea tiene abiertas todas las posibilidades para seguir presionando. Trabajará en cualquier posibilidad de presión para acabar con la violencia y la represión de los derechos humanos en Siria. Al mismo tiempo que imponemos sanciones queremos intensificar nuestra presión diplomática. Para hacerle llegar en todo momento, todos los días, al régimen y al presidente Asad un mensaje muy firme, muy contundente. Primero de condena de las acciones que está llevando a cabo, y en segundo lugar, muy contundente, que tiene que acabar con este tipo de prácticas.
Turquía, como vecino e incluso aliado de Siria ¿puede hacer algo especial en este sentido?
Turquía es un país que juega un papel muy importante en toda la región. Es un actor regional de mucha importancia. Como país vecino que tiene una interlocución y una relación especial con Siria, puede jugar un papel muy activo. El primer ministro ha tenido varias conversaciones con Asad, precisamente para intentar influir en que se acabe con esta situación de violación de derechos humanos.
¿Qué medidas se van a tomar si el régimen sirio continúa con la represión?
La Unión Europea sigue muy pendiente, sigue la situación muy de cerca para adoptar todas las medidas de presión que sean necesarias para lograr que haya un respeto hacia la población y puedan manifestar públicamente y libremente su derechos, sus libertades y su petición de más democracia.
¿Y si se mantiene la misma situación?
Bueno, estamos trabajando...
Según una noticia de hoy, un diplomático español se ha reunido con el fotógrafo Manu Brabo, retenido en Libia.
Desde el mismo momento en que supimos que Manu Brabo estaba detenido hemos empezado a hacer gestiones, prácticamente todos los días. Gracias a ellas conseguimo que Manu Brabo pudiera llamar a sus padres, y la último ha sido conseguir que el encargado de negocios de España, que está desplazado en Trípoli, pudiera reunirse con él. 
Informamos ya a la familia. Por él sabemos que está bien.
¿Hay esperanzas de que se le libere pronto?
El gobierno libio lo acusa de haber entrado en el país sin permiso de entrada. Es difícil poner fecha, pero seguimos el caso con especial atención y hemos desplazado al encargado de negocios a Trípoli para que se ocupe personalmente de estas gestiones; esperamos que se libere pronto.
En junio, otra Flotilla de la Libertad partirá hacia Gaza para romper el bloqueo que Israel impone a Gaza. ¿Qué postura tiene el Ministerio?
España tiene una postura muy clara: nosotros condenamos la ocupación ilegal y condenamos el bloqueo al que se ve sometida la población en la franja de Gaza. Somos constructivos para ir adoptando poco a poco decisiones que alivien la situación de embargo que vive la gente en la Franja de Gaza. En este momento consideramos que el hecho de que se haya producido el acuerdo entre los palestinos es una buena oportunidad para ir avanzando en conversaciones que permitan que se levante definitivamente el embargo. Apostaría en este momento, como ministra de Asuntos Exteriores, por la solución diplomática y política.
¿Pero qué diría a los ciudadanos que se embarcan en la flotilla?
Muchos países de la Unión Europea están haciendo recomendaciones en el sentido de que no hay condiciones de seguridad para hacer llegar una flotilla. Pero me quiero centrar en la pregunta de cómo podemos ser más útiles. Y creo que podemos ser más útiles si damos una oportunidad a que el acuerdo interpalestino y la presión diplomática logren el objetivo, que es el levantamiento del embargo.
Al reunirse con una delegación de la organización turca que fletó el Mavi Marmara, la islamista IHH, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, expresó su voluntad de trabajar juntos con “para lograr un Oriente Medio sin la presencia de Estados Unidos ni Israel”.
Como comprenderá, estas afirmaciones producen mi más firme rechazo. Lograr la paz para Oriente Medio supone aceptar el reconocimiento y la existencia de los dos estados, el Estado de Israel y el Estado palestino. Sobre eso no puede haber ninguna duda. Es la única manera de lograr la paz.
Uno de los organizadores españoles de la Flotilla, Manuel Tapial, tuvo una reunión con el Ministerio. Apoyarán a los participantes en caso de que ocurra algo similar a lo del año pasado?
Efectivamente, los organizadores se han reunido con el director general para la zona, es decir, en una reunión de alto nivel. 
Nuestra posición es condenar el embargo y ayudar a levantar el embargo, que es lo que tenemos que hacer; condenar los asentamientos. Fuimos los primeros en condenar el ataque de Israel a la Flotilla y pedimos la apertura de una investigación. Nuestra responsabilidad es ayudar a los ciudadanos españoles en el exterior. De hecho, tuvieron asistencia consular y diplomática en todo momento. Y así continuaremos. Pero les hemos advertido de los riesgos, para que sepan cuáles son.
Las encuestas indican que su contrincante en las primarias del PSOE, Tomás Gómez, se está hundiendo frente a Esperanza Aguirre. ¿Cree que usted lo podría haber hecho mejor?
Jamás se me ocurriría hacerme este planteamiento. Yo acepté las reglas del juego democrático y él fue quien ganó las primarias. Y tiene todo mi apoyo para lograrlo. De todas formas, la mejor encuesta es la que hacen los ciudadanos en las urnas: ya veremos el día 22. Le deseo el mejor resultado.
¿Está de acuerdo con quienes expresan cierto desencanto respecto al ingreso de Turquía en la Unión Europea?
España siempre ha sido una firme partidaria de apoyar el ingreso de Turquía en la Unión Europea. Consideramos que Turquía es parte de la Unión Europea, que puede ser enormemente positivo su ingreso, que puede aportar no sólo la grandeza de este país, de más de 80 millones de ciudadanos, sino que su propia riqueza y diversidad cultural, religiosa y social es enormemente beneficiosa para Europa. Y además por derecho propio, porque es Europa. Turquía es Europa y lo seguiremos apoyando siempre.
¿Qué queda de la Alianza de Civilizaciones que con tanta ilusión lanzaron España y Turquía en 2004?
Está funcionando muy bien. De hecho, en el informe de ‘Living together’ se han recogido muchos de los presupuestos que promovimos Turquía y España. Fueron las bases de cómo podemos trabajar juntos los que somos diferentes. Es una experiencia muy positiva y España y Turquía tenemos el firme propósito de seguir avanzando en esta dirección.