Subir historiayihadtoleranciamovimientos estados Tolerancia en el islam

mezquita e iglesia, siriaLa convivencia pacífica de comunidades musulmanas con grupos de otras religiones fue la norma durante muchos siglos. Hoy, los conflictos parecen protagonizar toda coexistencia de musulmanes, cristianos y judíos. Normalmente, sin embargo, el conflicto religioso enmascara determinados fines políticos, económicos o sociales.

Desde un punto de vista teológico, el islam se considera superior a todas las demás religiones, pero reconoce a tres otras como dignas de respeto y protección pública: la cristiana, la judía y la sabea (identificada con la mandea). Los seguidores de estas religiones se llaman 'gente del libro', porque sus creencias se basan en escrituras sagradas que el islam reconoce como enviadas por Dios, aunque manipuladas posteriormente. El Corán establece expresamente la equivalencia de judíos y cristianos con los musulmanes [2,130] y asegura que irán al paraíso [5,70]. Basándose en la sura La peregrinación [22,17], este respeto a veces se extiende también a los zorastrios o mazdeos, conocidos en árabe como magos.

Los drusos se clasifican como una rama del islam a estos efectos en Siria y Líbano, pero a nivel popular, los alevíes de Turquía no disfrutan de esta consideración, ya que popularmente se les considera una secta musulmana hereje. Los seguidores de religiones que no forman parte de las 'del libro' y los ateos no son dignos de respeto en la teología islámica.

La profanación de sinagogas o iglesias se considera un delito y no es raro que las autoridades públicas de un país musulmán asistan a una misa cristiana o una ceremonia judía. A los sacerdotes cristianos o las monjas se les trata con especial deferencia, algo también previsto por el Corán [5,80]. Eso sí, se considera una buena obra conseguir que alguien se convierta al islam, pero no debe imponerse.

En el pasado, muchas administraciones musulmanas, particularmente la otomana, definían a las comunidades cristianas y judías bajo su dominio, y a veces también a las sabeas y mazdeas, como 'dhimmis', una palabra que significa 'protegidos' (del árabe dhimma, pacto, garantía). Este estatus era inferior al de los musulmanes en ciertos aspectos —por ejemplo a la hora de testificar contra un musulmán— pero garantizaba la libre práctica de la religión y una vida acorde a las propias normas, no las de la charia. Normalmente estos colectivos estaban sujetos al pago de un impuesto personal llamado yizia y justificado por un verso del Corán [9,29], pero exentos de pagar la zakat, el impuesto religioso musulmán. Todas estas restricciones se levantaban automáticamente con la conversión al islam.

Apostasía

La apostasía, es decir el abandono del islam, ya sea para declararse ateo o para abrazar otra fe, se considera un grave delito, uno de los pocos que la charia castiga con la muerte. Se considera musulmán a cualquiera que haya recibido una educación islámica en su infancia, aunque nunca se haya declarado creyente. En esta postura radican muchos de los conflictos que enfrentan a fanáticos defensores de la fe con artistas, escritores, filósofos o profesores descendientes de familias musulmanas, que son declarados blasfemos y, con ello, apóstatas, por sus enemigos.

A menudo, este debate abandona la esfera intelectual y entra en la de los conflictos diplomáticos. El caso más sonado fue la fetua contra Salman Rushdie en 1989. El teólogo y dictador iraní Ruholá Jomeini condenó a muerte por 'blasfemia' al escritor británico Rushdie, nacido en el seno de una familia india chií, por haber publicado una novela, titulada Los versos satánicos, en la que hacía referencia a una antigua polémica teológica respecto al origen de dos versículos del Corán, borrados de la versión actual por haber sido "inspirados por el demonio". La quema de libros y los ataques a librerías en Gran Bretaña generalizaron la idea de un islam en guerra con la libertad de expresión.

Desde inicios de la década han aumentado en Europa central los crímenes contra personas que critican de forma satírica el islam. El asesinato del cineasta holandés Theo van Gogh en 2004 fue el caso más grave, seguido de amenazas a la parlamentaria Ayaan Hirsi Ali, colaboradora del filme 'Submission' rodado por Van Gogh, que mostraba a mujeres maltratadas sobre cuyos cuerpos se habían caligrafiado versos del Corán.

Ninguna de estas reacciones violentas se puede justificar a través de la charia o la teología islámica. Las autoridades de Al Azhar, considerada la máxima escuela teológica del islam, declararon incorrecta la fetua de Jomeini contra Salman Rushdie, aunque no por el fondo sino por la forma: la charia sólo permite ejecutar a un apóstata o blasfemo tras un juicio público en el que el acusado tiene oportunidad de retractarse (si lo hace es perdonado); el asesinato no forma parte de sus principios.

Los crímenes contra los editores, traductores o vendedores del libro de Rushdie son completamente contrarios al concepto de la charia, porque ésta sólo se puede aplicar a musulmanes o apóstatas del islam —como son considerados por los más extremistas Rushdie e Hirsin Ali— y nunca contra miembros de otras religiones. El asesinato de Theo van Gogh y las amenazas contra los autores o editores de las caricaturas son contrarias al concepto de la jurisdicción islámica. fouad bellamine: el origen del mundo

La crisis de las caricaturas de Mahoma en 2006 puso de relieve el aspecto fundamental del debate: la división de las sociedades mediterráneas entre defensores de la libre expresión y partidarios de la censura religiosa. Mientras que el Vaticano condenó la "ofensa de los sentimientos religiosos", al igual que los portavoces de las iglesias libanesas, tres revistas árabes —una egipcia, una jordana y una yemení— publicaron las caricaturas; destacados periodistas marroquies y argelinos renunciaron a hacerlo por juzgarlo una provocación innecesaria, pero se pronunciaban en contra de cualquier legislación que prohibiera hacerlo. Los conflictos diplomáticos y las protestas violentas silenciaron este debate en las sociedades musulmanas antes de que pudiera darse.

Un incidente en noviembre de 2007 mostró que los políticos iraníes siguen considerándose los defensores supremos de la fe e intentan imponer su visión del islam en el mundo: el embajador iraní en México exigió la retirada de la obra de un artista marroquí, Fouad Bellamine, de una exposición en Puebla; consistía en una serie de fotos de una mujer desnuda con la vagina tapada por un templo. Bellamine, uno de los pintores más laureados de Marruecos, retiró la obra.

La guerra de las caricaturas

La 'guerra de las caricaturas' en 2006, una protesta de ciertos sectores fundamentalistas contra la representación satírica del profeta Mahoma en los diarios europeos, puso de relieve la utilización política de un supuesto —pero inexistente— 'enfado popular' como pretexto para crear tensiones políticas. Aunque el diario danés Jyllands-Posten publicó los doce dibujos de Mahoma en septiembre de 2005 y una prestigiosa revista egipica los reprodujo en portada el 17 de octubre, las reacciones populares se iniciaron sólo cuatro meses más tarde, después de que los gobiernos de Arabia Saudí, Kuwait y Libia retirasen a sus embajadores de Dinamarca. Este gesto vino seis semanas después de un viaje de líderes musulmanes daneses a El Cairo, Beirut y Damasco para convencer a las autoridades estatales y religiosas de que llevasen a cabo protestas oficiales.

La cadena qatarí Al Jazeera difundió que las protestas se debían a que "el islam prohíbe representar a Mahoma", una interpretación muy repetida en los medios europeos pero falsa: se conocen decenas de imágenes de Mahoma realizados a lo largo de la historia por artistas musulmanes. Las reacciones públicas fueron violentas en Afganistán y el subcontinente indio, pero generalmente pacíficas en los países árabes, excepto en Damasco y Beirut, y casi inexistentes en el Magreb. La manifestación de Beirut que acabó con el incendio de la embajada danesa fue organizada por grupos suníes desconocidos y muchos participantes fueron reclutados en los campamentos palestinos y llevados en autobuses a la protesta.

30 Septiembre 2005: El diario danés Jyllands-Posten publica 12 caricaturas de Mahoma
12 Octubre: Protesta de 16 asociaciones musulmanes danesas.
17 Octubre: La revista egipcia Al Fagr publica seis de las 12 caricaturas. No hay reacción.
5 Diciembre: Un imán danés viaja a Egipto para pedir una reacción oficial.
17 Diciembre: Un imán danés viaja a Siria y Líbano para presentar el caso a los líderes religiosos.
26 Enero 2006: Arabia Saudí retira a su embajador en Copenhague. Kuwait y Libia siguen el ejemplo.
1 Febrero: Siria retira a su embajador. En Jordania se lanza un boicot comercial.
2 Febrero: Un periódico jordano y dos yemeníes publican algunas de las caricaturas.
4 Febrero: Asalto a las embajadas escandinavas en Damasco.
5 Febrero: Incendio de la embajada danesa en Beirut.
7 Febrero: Dos días de protesta en Afganistán se cobran 10 muertos.