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asesinato de 'honor' Definimos los “asesinatos de honor” como crímenes cometidos contra miembros de la propia familia —hermanas, hijas o, ocasionalmente, la propia madre— por castigar una conducta sexual considerada inadecuada.

Esta definición excluye los asesinatos de mujeres cometidos por el marido, novio, ex marido o ex novio por sospechas de adulterio o por castigar el intento de poner fin a la relación.

En muchas estadísticas se incluyen ambos tipos de asesinato, pero mientras el segundo —la violencia contra la esposa o novia— está difundido en todo el Mediterráneo, prácticamente toda Europa y grandes partes de América, Asia y África, el primer tipo —de la hija o hermana— se circunscribe a una región geográfica concreta que va desde Egipto a Bangladesh y desde Sudán y Yemen a Sicilia, Albania y el Cáucaso.

Estos asesinatos nunca se cometen en un ataque de celos, furia u odio sino que se planifican casi siempre en consejo familiar. Responden a un percibido imperativo moral como única vía de restablecer la reputación de la familia frente a la sociedad y evitar el ostracismo, independientemente del afecto que el asesino sienta por la víctima.

Lo mismo ocurre en el caso de que la chica haya sido violada: se le considera igualmente culpable. A menudo basta con la mera sospecha de que pudiera haberse iniciado una relación o, incluso, con un comportamiento de la chica considerado provocador para desencadenar un asesinato. Un 70% de las chicas jordanas asesinadas por perder su ‘honor’ en realidad eran aún vírgenes.

En Jordania, en un 62% de los casos decididos en consejo familiar, el asesino era el hermano, en un 14% el padre y en un 10% el sobrino. A veces, la familia asigna la tarea a un chico menor de edad para evitar una condena judicial o, incluso, hace confesar el crimen a un menor, aun cuando otro lo ejecuta. En Turquía también ocurre que la propia madre intente forzar a la chica que se suicide.

Ley

Algunos países en los que los asesinatos de ‘honor’ forman parte de la tradición incluyen en su código penal atenuantes o eximentes para quien sorprenda en ‘flagrante delito’ sexual a una mujer de su familia, ya sea esposa, hermana, hija o madre. Se trata de Iraq, Jordania, Kuwait, Oman, Emiratos, Líbano, Siria y Libia.

Jordania está inmerso en un debate respecto a la abolición de este artículo. Pero en este país nunca se invoca esta ley para imponer sentencias extremamente benévolas a los asesinos, sino otra, que prevé atenuantes para asesinatos cometidos “en un ataque de furia, provocada por un comportamiento ilícito de la víctima”.

La misma cláusula, que permite castigar con menos de tres años de cárcel un “asesinato premeditado en una repentina furia”, provocado por un “comportamiento amoral” de la víctima, se encuentra en los códigos penales de Armenia, Georgia, Azerbaiyán, Etiopía y Eritrea, pero no consta que en estos países existan asesinatos de ‘honor’.

Muchas estadísticas incluyen, sin diferenciarlas, los asesinatos cometidos por maridos, pero en los países donde la costumbre es vigente, no son tan frecuentes como los perpetrados por la propia familia: en Jordania, la estadística muestra que sólo en un 15% de los crímenes recogidos como motivados por ‘honor’, el asesino era el marido. A veces, la línea entre ambos tipos se borra: ocurre que la propia familia decida matar a una hija casada, cuando sospecha de su conducta, ya sea con el acuerdo del marido o incluso contra la voluntad de éste.

Aunque menos frecuente, la tradición exige igualmente asesinar a la propia madre cuando, por ejemplo tras enviudar, tiene un amante, ya que el hijo varón se convierte en guardián del honor familiar.

La tradición es muy vigente en Turquía, donde recibe el nombre de 'asesinatos töre' (morales). Es especialmente frecuente en las zonas kurdas en el sudeste del país, donde un gran número de historias de amor acaban en tragedia, aunque en otros casos se resuelven casando a los amantes, siempre que ambas familias estén de acuerdo con esta unión.

Jordania contabilizó un centenar de asesinatos de ‘honor’ entre 2000 y 2003; otras cifras hablan de 20-25 sucesos al año y no todos los casos llegan a la justicia. La cifra incluye a mujeres casadas supuestamente adúlteras.

Una incidencia mayor se observa en Palestina, donde se informó de la muerte de 17 mujeres por motivos de ‘honor’ en 2006; otra estimación habla de 20 casos anuales —dos de cada tres homicidios— además de 50 suicidios por el mismo motivo. La costumbre se mantiene incluso entre las familias de etnia palestina en Israel.

En Siria se dan unos 300 casos al año, un 7% de todos los asesinatos. Incluso en el muy liberal Líbano, la costumbre sigue vigente: se contabiliza aproximadamente un caso al mes; 22 casos entre 1995 y 1997.

En todo Iraq, la incidencia es enorme y va en aumento, en parte por la frecuencia de las violaciones en una época sin ley, y en parte por el regreso de la sociedad iraquí a costumbres tribales conservadoras desde la caída de Sadam Husein y una campaña fundamentalista religiosa. Se estima que sólo en los seis primeros meses de 2007, unas 225 mujeres murieron en el Kurdistán iraquí —con una población poco mayor que la de Jordania— por motivos de ‘honor’. En Irán, en cambio, esta tradición parece limitarse a las provincias kurdas y las comunidades árabes de Juzestán, pero apenas se da en el resto de la sociedad persa.

No hay cifras respecto a esta tradición en los países de la Península Arábiga, pero constan casos en Kuwait, Qatar, los Emiratos Árabes y Arabia Saudí —no hay datos sobre Bahréin y Omán— y se estima que en Yemen, aunque apenas se documentan casos, causa la muerte de centenares de mujeres al año. Los asesinatos de ‘honor’ también son tradicionales en Sudán.

Religión

Aunque la gran mayoría de los asesinatos de ‘honor’ ocurren en zonas dominadas por el islam, la tradición no está asociada a la religión ni se encuentra sólo entre musulmanes. Aparte de ser común entre hindúes en la India, se da también entre cristianos en Palestina, Jordania y Siria y entre yazidíes en Iraq. El Corán no prevé la pena de muerte para el sexo ilícito, sino una pena de latigazos o el encierro y la ley coránica prohíbe estrictamente matar a nadie, excepto tras un juicio formal ante las autoridades con testigos de cargo.

Aunque destacados teólogos musulmanes han condenado los asesinatos de ‘honor’, algunos diputados islamistas en Jordania apoyan esta tradición como sustituto de una severa ley que imponga la pena de muerte a las actividades sexuales fuera del matrimonio.

En Egipto, la incidencia parece ser mucho menor: se estima que en 1995 ocurrió una treintena de casos, excluyendo los asesinatos cometidos por maridos, lo que equivale a un 4% de todos los homicidios; el perpetrador era en la mayoría de los casos el padre.

Hay poca información respecto a Libia, pero consta que muchas mujeres, condenadas a penas de prisión por mantener relaciones sexuales, siguen encerradas incluso después de haber cumplido la sentencia, supuestamente para protegerlas de la ira de sus familias. En el Magreb no se practica esta costumbre; una chica que pierde la virginidad es a menudo golpeada y expulsada por su familia, o encerrada durante largos periodos, pero nunca asesinada.

Aunque no constan cifras, se cree que es una tradición vigente en Chechenia, donde incluso el presidente autonómico se pronunció a favor de esta costumbre. Además, se han documentado asesinatos de ‘honor’ en Albania y entre los albanokosovares; aparentemente la tradición existe también en Bosnia, Grecia y en el sur de Italia. En este último país, la tradición se consideraba cosa del pasado, pero se documentó un caso en 2006. No parece existir en España, si bien el asesinato descrito por Federico García Lorca en Bodas de Sangre se inspiró en un caso real de Almería.