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Alfabeto HebreoEl alfabeto hebreo se deriva del conjunto fenicio, al igual que el árabe o el siriaco. Fue desarrollado en el siglo III a.C. y desde entonces apenas ha cambiado. Consta de 22 letras, el menor número de todos los alfabetos usados en el Mediterráneo, junto con el siriaco, con el que comparte una historia común. Como el siriaco o el árabe, se escribe de derecha a izquierda.

El hebreo se compone de dos sistemas gráficos bastante diferentes: el cuadrado y la cursiva. El primero es el utilizado en todos los textos impresos y deriva su nombre de la forma de las letras, cuyas proporciones buscan una harmonía rectangular. La segunda se utiliza al escribir a mano y a menudo en letreros, anuncios, carteles... Pese a que ambas derivan de la misma raíz, la diferencia es tan grande que es imposible leer la cursiva si sólo se conoce la cuadrada.

Al igual que ocurre en el árabe, todas las letras son consonantes menos la primera, el aleph, normalmente equivalente a A, aunque puede expresar cualquier vocal. Dos son semivocales, es decir que pueden funcionar como consonante o como vocal: la W puede representar también la u y la o, y la Y puede pronunciarse i o bien e.

Cinco letras aparecen en dos formas diferentes: la estándar y la que se emplea al final de una palabra. Se trata de Kaf, Mem, Nun, Pe y Tsadi. Al igual que la versión cuadrada, la cursiva también diferencia dos trazos diferentes en estas cinco letras.

Tres letras tienen dos formas: con un punto en el centro y sin. . El punto, conocido como dagesh, endurece el fonema, que sin él se quedaría en una variante sonora. Así, la Kaf כ se pronuncia K cuando tiene punto, y J (como en 'jamón') cuando carece de él. La Bet ב, una V fricativa sin punto, se convierte en B oclusiva con dagesh. La Pe פ sólo se pronuncia P con punto; sin él se convierte en F. También la Tav puede tener dagesh o no, pero hoy ya no varía la pronunciación. Escribir los dagesh no es obligatorio y hay muchos textos en los que no se emplean.

Además, la Sin ש puede llevar un punto o bien sobre la última de las tres ramas (a la izquierda) o bien sobre la primera (a la derecha). En el primer caso se pronuncia como una S. En el segundo, como la Shin árabe o la Sh inglesa (o como Ch en pronunciación andaluza o francesa). Y finalmente, la Waw también puede llevar punto arriba a la izquierda o bien a la izquierda del palo vertical. Se pronuncia O en el primer caso y U en el segundo, pero estos puntos no se consideran dagesh sino niqud.

Niqud

'Niqud' es como se conoce el sistema de vocalización mediante puntos y tracitos, similar al 'tashkil' árabe, pero netamente más complicado. Existe una docena larga de diferentes combinaciones de puntos o trazos, la mayoría colocadas bajo la letra, algunas encima de ella, para indicar vocales, Hoy se usan comúnmente 11 diferentes signos de vocalización (otros sólo aparecen en textos históricos), aunque los puntos que diferencian letras fricativas y oclusivas (como F y P) o las que distinguen Sin y Shin también se conocen como niqud.

NiqudEn el hebreo moderno, sólo se diferencian las vocales a, e, i, o, u y la shwa, una vocal tan breve que puede desaparecer del todo. No se distingen qamatz y pataj (ambas A), ni segol y tzere (ambas E), ni tampoco se hace la distinción entre vocales largas y cortas, aunque teóricamente, éste era el cometido de las formas 'reducidas' (hataf) en las que se coloca una shwa a la derecha del signo para abreviar la vocal.

Hoy día, los niqud casi nunca se emplean para escribir un texto, excepto en textos religiosos o educativos (para ayudar a leer con la pronunciación correcta) o líricos o en diccionarios. Normalmente, al igual que ocurre en árabe, se deducen las vocales por la forma gramatical de las palabras, intuida por el contexto.

De todas formas, la pronunciación actual del hebreo estándar mantiene cierta fonética del yídish, propia a la población asquenazí que instauró en el siglo XX el hebreo como lengua de comunicación cotidiana, tras milenios en el que sólo se usaba para textos sagrados. La pronunciación de las letras es así más cercana a los sonidos alemanes que a los fonemas hebreos que representaban originalmente, excepto entre los judíos de cultura árabe (mizrajíes).

Así se explica que varias consonantes, netamente distintas en los idiomas semitas, como son Tet y Tav, Kaf y Qof, Samed y Sin e incluso Aleph y Ain se pronuncien igual en el hebreo moderno. La Academia Hebrea mantiene como estándar la pronunciación 'oriental', pero es poco frecuente en el uso moderno.

Difusión

Empleado primero por el pueblo israelita en Palestina, hace dos milenios, el hebreo fue difundido por grandes partes del Mediterráneo por las comunidades judías. Utilizado sobre todo para escribir y copiar los textos sagrados escritos en hebreo y arameo—la tora y los comentarios recogidos en el Talmud— se ha mantenido inmutable a lo largo de los siglos: aprenderlo junto a la lengua hebrea era condición para formarse como experto religioso.

Pero junto a este uso litúrgico, el alfabeto también ha servido para escribir y transcribir cualquier idioma utilizado por las comunidades que profesaban la fe judía: árabe, yídish, castellano, tártaro, tamazigh... Hoy se emplea casi exclusivamente para escribir hebreo moderno, un idioma sólo hablado en Israel, aparte de un uso cada vez más reducido en la literatura yídish, que floreció sobre todo a inicios del siglo XX, y que siempre se escribe con letras hebreas. En algunos barrios de Jerusalén, habitados por ultraortodoxos, se pueden aún ver textos de este tipo. Compartir en FacebookCompartir en MeneameCompartir en Twitter